Danza aérea
Esta española es la primera wingwalker de nuestro país, una peligrosa disciplina que solo se practica en seis países del mundo.
Para bailar bien se necesita talento, pero para ponerse encima de una ala de avión y moverse hay que tener más que agallas, y Ainhoa Sánchez las tiene de sobra. Esta española es la primera wingwalker de nuestro país, una disciplina que mezcla la danza con los aviones creando un espectáculo aéreo inaudito.
Con una cuerda y un par de mosquetones Ainhoa se sube al ala de 'Carmen', así llama su avión. "Le pusimos Carmen porque es un nombre muy español", señala. Cuando Carmen se eleva a 600 metros del suelo y llega a los 150 kilómetros por hora, es momento de bailar, unos instantes en los que ella se funde con el avión para hacer de este una extensión de ella misma y expresar su arte en forma de danza.
"La sensación es de estar completamente feliz porque hago lo que me gusta", añade. Pero en un deporte tan extremo como este, el riesgo siempre está ahí, sin embargo, la bailarina ha aprendido a convivir con ello: "El miedo hay que gestionarlo", explica. Debido a su carácter extremo, esta disciplina se practica únicamente en seis países del mundo y Ainhoa está entre las pocas que lo practican.
Desde siempre había amado la danza, pero nunca le había llamado la atención la aviación hasta que en 2013 descubrió que podía bailar sobre aviones y entonces su vida cambió por completo. Encontró en esta disciplina su gran pasión, tanto que ahora está estudiando para ser piloto pero mientras tanto, Ainhoa ya es historia viva de este deporte extremo.
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