ARTE PARA LA PAZ
En un punto fonterizo entre Israel, Egipto y Gaza, este herrero armado con un martillo y un soplete utiliza los proyectiles como materia prima para darles un nuevo uso.
La idea es transformar el símbolo de la muerte y la destrucción en el símbolo de la luz. Es la propia policía quién recoge los artefactos y se los entrega. Él consigue crear todo tipo de objetos, llaveros, colgantes y grandes candelabros de siete y nueve brazos que vende por todo el mundo.
Obras con minuciosos detalles, hechas a mano, y que se han convertido en piezas de coleccionista. Asegura que crear estas obras le hace sentir como una persona normal lejos de cualquier conflicto bélico.