No hicieron caso de los avisos sobre icebergs
Los pasajeros de primera clase tomaban el sol en cubierta. Otros charlaban animados en el salón de té, decorado al estilo del palacio de Versalles, con muebles de caoba y lujosas lámparas.Llevaban tres días de travesía. 'Nos informan que hace un tiempo estupendo', decía el capitán. 'No hay de qué preocuparse'.
El barco viajaba a 41 kilómetros por hora. No se aminoraba la marcha: el viaje inaugural debía lograr un récord de velocidad.' El Titanic es una maravilla de la ingeniería moderna', aseguraba, deslumbrada, una pasajera.
Ya se habían recorrido unos 2.335 kilómetros. En el puesto de telégramos comienzan a recibirse mensajes sobre grandes bloques de hielo. Un oficial contaría que 'ha descubierto un campo de hielo y dos icebergs', pero estas advertencias no se tienen en cuenta por los responsables del transatlántico británico.
Faltaban 20 minutos para la medianoche. Aguas quietas para navegar, negro espejo líquido. Y de repente, la tragedia. Comenzaba el fin del 'Titanic'.