FERIA DE SAN ISIDRO

Tediosa corrida en Madrid

Al menos, la corrida se lidió completa. Pero tardes así habría sido mejor el baile de corrales y que alguno de los ejemplares mortecinos diese paso a otro con algo de gracia. O de algo.

La corrida es insalvable y ninguno de los seis llegó a la muleta con algo dentro. Si acaso el cuarto, un toro muy grande y cuesta arriba que aguantó un par de series arrancándose pero echando pronto el freno. Ese toro se llamaba Asquito. Como toda la corrida, un asco mayúsculo. Es difícil que otro encierro de la feria supere la podredumbre de los de Parladé.

Ante tal panorama, y con un frío de febrero, se puede entender que la plaza no entrase en la corrida nunca. Si la hubo, que uno ya duda que esto ya no fuese una pesadilla, lo raro es que los abonados no estallasen en casi ningún momento. Porque motivos hubo para ello.

Por ejemplo, cuando ese Asquito amagó una y otra vez con echarse. O cuando segundo, tercero y quinto salieron ya mortecinos del capote, parados, sin moverse. Cierto es que la corrida no se cayó, pero entre ver sobreros o ver esa podredumbre de animales, uno echa de menos a Florito.

Como no hubo material, los toreros se estrellaron contra lo imposible. Lo hizo José Manuel Mas, que había puesto ganas en este día pero que tuvo un lote para el olvido. El que abrió plaza, un toro bien hecho, se defendió ya en banderillas y llegó frenado y sin acometer a la muleta.

El sexto se arrancó una vez de largo en los medios, en el primer muletazo, y a partir de ahí fue quedándose corto, sin pasar, defendiéndose y cada vez peor.

Mas lo intentó con los dos. Algo nervioso en el primero, que le pegó un golpe fortísimo en la cara a Jarocho al banderillear, alargó en exceso la cosa pese a las protestas el público. Al sexto lo llamó de largo y cuando se empezó a quedar corto, no hubo recursos ni forma de taparse que no fuese matar aquello.

Urdiales tuvo, dentro de lo malo, el toro menos infumable. Ese cuarto tuvo diez arrancadas, aunque su falta de fuerza le hizo defenderse más de una vez.

Urdiales, que dejó un buen saludo de capa, comenzó al natural, lo llevó a media altura aunque el toro embistió a saltos y se acabó todo. El segundo tuvo nobleza aunque le costó siempre embestir y nunca repitió. Diego trató de sacarlos en el uno a uno, pero no llegó arriba.

El castaño tercero, que sorteó Tejela, también pareció que iba a valer. El toro se vino cuando Matías brindaba y el alcalaíno resolvió la papeleta con cuatro muletazos genuflexo, en línea, ayudándolo. A partir de ese momento el toro, muy largo y astifino pero de cara lavada, ya no fue más.

Protestón, a la defensiva, Matías se justificó muy en corto, pasando el pitón y exponiendo los muslos, aunque no había opción. El quinto no dio pie siquiera a ponerse encima, por lo que hubo de machetear. Debieron hacer lo mismo con toda la corrida.

8ª de Feria de San Isidro.

Casi Lleno.Seis toros de Parladé, desiguales aunque correctamente presentados, salvo alguno como el tercero, astifino pero lavado de cara. Descastados y vacíos por dentro, sin una embestida.

Diego Urdiales, silencio y silencio tras aviso.

Matías Tejela, silencio en ambos.

José Manuel Mas, que tomaba la alternativa, silencio en ambos.

Mas tomó la alternativa con el toro "Enjarado", de 551 kilos, negro listón.El banderillero Jarocho fue atendido de contusión por asta de toro en el ojo derecho, de pronóstico reservado. Pendiente de estudio oftalmológico.

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