Con 75 años
El protagonista de 'Pretty Woman' y 'Oficial y caballero' estrena el 25 de diciembre 'Oh Canada', donde da vida a un anciano moribundo. El actor vuelve a trabajar con Paul Schrader, director de 'American Gigolo', uno de los títulos más conocidos de Gere.
Un lujoso y discreto hotel en el centro de Madrid. Mientra este periodista espera, una joven del equipo de la película comenta: "Voy a empezar a tomar más té. Le acabo de llevar uno verde a Richard Gere, e igual ése es el secreto por el que se conserva tan bien". Es solo un ejemplo de que el actor de Filadelfia con 75 años sigue teniendo atractivo y gancho en los cines. Incluso aunque en su nuevo trabajo, 'Oh, Canada', le veamos caracterizado como un anciano de 85 años, moribundo y roto por la enfermedad.
"No me importan estos cambios radicales", nos confiesa el actor en nuestra entrevista. "En esta película me han envejecido pero también me han rejuvenecido hasta los 40. Estos cambios son divertidos, estás jugando. Y en este caso hemos tenido varios meses para probar cómo hacerlo, y cómo hacerlo rápido, porque teníamos una agenda apretada. Y al final podía ser un moribundo de 85 con solo una hora de maquillaje".
'Oh, Canada' está basada en una novela de Russell Banks, y teje un relato de memoria y arrepentimiento, reflejando errores del pasado y el deseo de redención. Su historia es la de Leonard Fife, al que da vida Gere, que en su juventud se exilió y huyó a Canadá durante la guerra de Vietnam. Al borde de la muerte, concede una última entrevista a uno de sus antiguos alumnos para contarle toda la verdad sobre su vida. Una ¿confesión filmada delante de su mujer?, preguntamos: "Se podría usar esa palabra. Aunque lo importante es entender que él está usando la situación para comunicarle algo a su mujer. Eso es lo que hace. Y la cámara intensifica la comunicación".
Pues ya que hablamos de ponerse delante de la cámara, le preguntamos a Gere qué supone para él ese ejercicio después de casi 70 películas: "Principalmente es un juego, es jugar. Y si no es en esencia jugar, lo que hagamos no será muy bueno, así que lo que hacemos es jugar. Nosotros estamos jugando aquí ahora ¿verdad?", dice mirando alrededor de la habitación en la que estamos durante la entrevista. "Yo juego a estrella de la película, tú juegas a ser entrevistador, el cámara está jugando también. Y cuando se hacen película hay que tener una sensación de juego, de alegría estamos jugando, disfrutando. Normalmente es un trabajo duro, porque jugar puede ser muy duro también, es como jugar al fútbol, tu tienes que entrenar, jugar...pero es un juego. Y las películas tienen que tener este elemento de juego y diversión Por eso la gente se vuelve adicta, porque es divertido".
Se nota que Richard Gere sigue disfrutando con su trabajo. En 'Oh, Canada' vuelve a ponerse a las órdenes del guionista y director Paul Schrader. Ambos trabajaron juntos hace 45 años en 'American Gigolo', un éxito no solo para el vestuario de Giorgio Armani, también para la carrera del joven entonces Gere. En este tiempo el actor cree que, al menos en su oficio, ha cambiado bastante: "Había una parte de mí que no estaba seguro de que pudiera hacer ese papel. No estaba seguro de que pudiera hacer que el personaje funcionara. Ahora pienso que que con los años uno se vuelve más seguro, más confiado. Ahora ya sabes que al final tu interpretación va a funcionar. Eso suele pasar a los hombres y a las mujeres cuando crecen. En los inicios eres más inseguro, en el mundo, a mucha gente le pasa. Pero con los años pasas por problemas, por dramas, tienes tus dolores, sufrimiento y normalmente sobrevives...". El actor hace una pausa y dice:"No sé si me estoy poniendo muy filosófico", y nos reímos. Entonces sigue: "Estamos hablando de la actuación. Cuando empecé me agarraba mucho al personaje, y formaba parte de mi, estaba en él siempre, y no lo soltaba. Ahora me parece más fácil entrar y salir del personaje, como entrar en situación, pero ya soy capaz de entrar y salir. Es más fácil ahora".
Gere lleva seis años casado con la publicisita Alejandra Silva, con la que tiene dos hijos, y con los que vive en Madrid desde hace pocos meses. Así que para acabar le preguntamos sobre cómo lleva esta nueva vida en España: "No me he adaptado aún", cuenta con una sonrisa. "Mi mujer está muy enfadada porque mi español es malísimo". A lo que respondo indulgente: "Seguro que no es tan malo". Y Gere, bromista, termina "Es verdad, mi español es mejor que tu inglés". Y todos en la habitación, este periodista incluido, estallamos en una carcajada.
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