A PARTIR DE 2018
La Catedral de Burgos va a afrontar uno de los procesos de restauración más complicados a los que se ha sometido, que permitirá recuperar los relieves de Felipe de Vigarny, que decoran la girola desde el siglo XV, y actuar en la raíz del problema: la humedad.
El proyecto, que se acometerá no antes de 2018 gracias a un convenio que ultiman para el mes próximo el Cabildo Metropolitano y la Junta de Castilla y León, supondrá una inversión de 1,4 millones de euros y busca también evitar que la humedad siga alcanzando los relieves.
Miguel Ángel Ortega, arquitecto técnico y restaurador de la Seo burgalesa, ha explicado que se restaurarán los cinco relieves que decoran la girola, y dos de ellos se tendrán que desmontar.
El trasaltar cuenta con tres obras de Felipe Vigarny, realizadas entre los siglos XV y XVI, y otras dos de Pedro Alonso de los Ríos, construidas doscientos años más tarde.
Ortega ha recordado que son los relieves de Vigarny los que están verdaderamente deteriorados, con desprendimientos constantes de la piedra que han hecho perder buena parte de la representación.
En concreto, los más afectados son Crucifixión y Descendimiento y Resurrección, que tendrán que desmontarse para ser restaurados en el taller que se habilitará en los exteriores de la Catedral.
Mientras, Cristo camino del Calvario es el que mejor se conserva de los realizados por Vigarny, a pesar de que fue el primero que se construyó, ha recordado Víctor Ochotorena, fabriquero de la Seo.
Ortega ha insistido en que, si bien se habla del mal de la piedra para explicar el grave deterioro del trasaltar, realmente no existe tal cosa y todo se reduce a dos patologías.
Por un lado, la presencia de humedad y sales en la piedra caliza y, por otro, intervenciones humanas inadecuadas, pues los relieves han presentado problemas desde sus orígenes.
Para la obra de Vigarny se usó piedra caliza de Briviesca, fácil de trabajar pero también muy porosa, por lo que se ha visto afectada por la humedad persistente del subsuelo de la Catedral. Por el contrario, en los relieves de Alonso de los Ríos se optó por la piedra caliza de Hontoria de la Cantera, mucho menos porosa y, por tanto, ha sufrido en menor medida los efectos de la humedad.
El proyecto tiene un plazo de dos años, aproximadamente, así que la girola estará recuperada para 2021, cuando la Catedral celebrará el octavo centenario de la colocación de su primera piedra.