Restauración
Gracias a la generosidad de 385 personas, los siete vecinos de Terradillos del Sedano podrán restaurar el retablo de Santa Eugenia.
En Terradillos del Sedano (Burgos) tan solo viven siete vecinos, quienes han demostrados que la unión hace la fuerza, ya que entre todos han conseguido salvar el retablo de su iglesia que "hace mucho tiempo que está estropeado, mucho tiempo", asegura una de sus vecinas.
En este pequeño pueblo de la provincia de Burgos han conseguido, a través de una campaña, una recaudación de 30.000 euros para poder restaurarlo. La necesidad de querer arreglarlo no ha sido un capricho puntual, ya que lleva años deteriorándose por el paso del tiempo, la carcoma y la humedad.
Al tratarse de una obra del siglo XVI, necesita unos cuidados especiales para poder conservarlo a su naturalidad en la mayor parte. Por eso, gracias a la generosidad de 385 donantes de todo el mundo, podrán llevar a cabo la restauración del retablo de la iglesia. Sus siete vecinos aún no se lo creen.
"Han visto que éramos un poco... parte de la España vaciada, olvidada que pedí ayuda y nos han socorrido", dice una vecina. Reconocen, también, que no ha sido tarea fácil: "Anda que no andamos peleando".
El retablo de Santa Eugenia ha sido testigo de muchos momentos, como los bautizos, las comuniones o las confirmaciones de muchos de sus vecinos. Una vida llena de devoción que ahora se renueva gracias a cientos de donantes. "Nos lo vamos a pasar en grande. Además, me imagino que vendrá más gente", asegura una vecina feliz por lo conseguido.
Restauraciones fallidas
Seguramente que cuando escuchan la palabra 'restauración' se les viene a la cabeza aquellas antiguas obras que no tuvieron todo de su parte cuando fueron restauradas. Sí, como el caso del Ecce Homo de Borja, el cual fue un intento de restauración, con toda la buena fe, de su vecina Cecilia.
Sin embargo, a pesar de haber tenido una mala restauración reciben más visitas que cuando la obra lucía tal y como se hizo desde entonces.
Apenas hace dos años, en Asturias se vivió algo parecido. Una vecina de Rañadoiro repintó las tres tallas de la iglesia del pueblo con una antigüedad del siglo XV. Dicha obra llamaba la atención, y no por su gran conservación, sino por sus vivos y llamativos colores –fucsia, verde y añil–, algo que no tuvo escándalo alguno. Hasta que salió de procesión y alguien dio la voz de alarma.
Pero como estos, muchos más: una de las Inmaculadas de Murillo(Valencia), el San Jorge de la parroquia de San Miguel de Estella (Navarra), un monigote en la Parroquia San Sebastián de Reinosa de Cantabria o la restauración del Niño Jesús en una iglesia de Ontario (Canadá), entre otras.
Son muchos los restauradores que consideran actos vandálicos estos intentos de mejora por personas que no son profesionales. Francisco Manuel Espejo Jiménez, presidente de la Asociación Profesional de Conservadores Restauradores de España (ACRE), denuncia que solo los restauradores deberían estar acreditados para intervenir en el patrimonio, ya que "un conservador jamás haría algo así".