TRADICIÓN GASTRONÓMICA
Los panecillos de San Antón son uno de los pasteles más típicos en las vitrinas madrileñas después de las fiestas de Navidad y llegan puntualmente el día festivo del santo, el 17 de enero. Este dulce debe su nombre a este santo, el cual comía estos panecillos durante su ayuno en un esfuerzo para evitar las tentaciones. Son pastas hechas de mazapán del tamaño de una moneda, que reciben una impresión en forma de cruz o del propio santo para identificarlas en las pastelerías cercanas a la Iglesia de San Antón en el madrileño barrio de Hortaleza.
Con el tiempo se han incorporado nuevas variantes y sabores como los de fresa, café, chocolate y coco para satisfacer al público. Según ha explicado a Efe el jefe obrador de la pastelería La Riojana, Roberto Martín Comontes, se trata de un producto típico "cuando la gente sale de la misa de San Antón y se pasan a comprar un panecillo", aunque es "una tradición algo olvidada".
Las ventas de este dulce han empezado a recuperarse gracias a que los pasteleros "los sacan cada año a la vitrina" y los muestran a la clientela, lo que ha permitido que las ventas del dulce "vuelvan a tener un ligero aumento", detalla Martín Comontes. La Iglesia de San Antón también venderá estos panecillos tradicionales durante esta fiesta a todo aquel que se acerque a su misa o a la famosa bendición de animales de compañía, de los que es patrón San Antón.