COMPARTÍA CARTEL CON EL JULI Y TALAVANTE

Padilla corta dos orejas en su vuelta a Zaragoza un año después de la cornada

El diestro Padilla ha cortado dos orejas en su reaparición en la plaza de toros de Zaragoza. Después de haber estado un año alejado de los ruedos por la grave cogida por la que perdió un ojo, no ha llegado a salir a hombros, ya que el reglamento aragonés exige el doble trofeo de un mismo astado para abrir la Puerta Grande.

Juan José Padilla ha hecho el primero de sus dos paseíllos en la Feria del Pilar de Zaragoza, un año después de la gravísima cornada que sufrió en la cara en esa misma plaza, que le costó la pérdida de su ojo izquierdo, y del que ha conseguido sobreponerse para volver a los ruedos como si nada hubiera pasado.

Permanece en el recuerdo aquella fatídica tarde del 7 de octubre de 2011 cuando un toro de la ganadería de Ana Romero prendió al diestro jerezano en el tercio de banderillas, infiriéndole ya en el suelo una terrible cornada en la parte inferior de la mandíbula, debajo de la oreja, que salió por la órbita ocular izquierda.

Desde entonces Padilla ha luchado contra viento y marea para recuperarse y conseguir volver a ponerse delante de la cara del toro, imponiéndose con arrojo y mucho amor propio a las secuelas y limitaciones que le van a quedar de por vida.

"El Ciclón de Jerez", sobrenombre con el que se conoce a Padilla, o el "Héroe del Parche", como es considerado ahora después de todos los meses de lucha y de continuas entradas y salidas de los quirófanos, se ha convertido en un ejemplo de superación y de amor a la profesión. "Mi vida es el toreo. No sé hacer otra cosa que ponerme delante de un toro", señaló Padilla hace algo menos de un año a la salida del hospital de la capital aragonesa.

El diestro Juan José Padilla ha sido obligado a saludar una gran ovación al término del paseíllo de la corrida. La afición zaragozana, que ha llenado prácticamente la totalidad del aforo de la plaza de toros, ha dedicado esta sentida ovación por el recuerdo del gravísimo percance que sufrió.

Aplausos que Padilla ha querido compartir también con sus dos compañeros de cartel, Julián López "El Juli" y Alejandro Talavante. Padilla llegó a la plaza enfundado en un terno blanco y oro, acompañado de sus dos hijos y de su amigo Adolfo Suárez Illana, hijo del expresidente Adolfo Suárez.

Tras bajar del coche de cuadrillas se dirigió a la capilla, y momentos antes de liares el capote de paseo aseguraba que estaba muy emocionado al volver a esta Feria del Pilar, "la culminación a una temporada soñada", y que, evidentemente, "tenía que ser aquí", en Zaragoza.

Ha cortado dos orejas en su reaparición pero no ha salido a hombros, ya que el reglamento aragonés exige el doble trofeo de un mismo astado para abrir la Puerta Grande. El jerezano, que apenas pudo destacar con el capote ante un toro abanto y de poco entrega también en el caballo, volvió a brillar otra vez con rehiletes.

Muleta en mano llevó a cabo una faena de raza ante un toro que se movió pero sin clase y echando la cara arriba al final de cada pase. Padilla, que había brindado su labor a su amigo Adolfo Suárez Illana, toreó con mucho mando y decisión por los dos pitones, intercalando "alegrías" entre series como desplantes de rodillas y otros guiños que conectaron con los tendidos como molinetes y manoletinas finales.

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