FIESTAS DEL PILAR

Padilla abre la Puerta Grande de Zaragoza en el día de la Virgen del Pilar

El diestro cortó las dos orejas del primer astado y salió a hombros del coso de La Misericordia. Una plaza que registró una decepcionante entrada, sólo algo más de media plaza, una de las peores de los últimos años.

El diestro Juan José Padilla ha salido a hombros por la Puerta Grande en el noveno festejo de la Feria del Pilar, al cortar las dos orejas de su primer toro, en una tarde en la que Jiménez Fortes paseó también un trofeo del mejor toro del encierro.

El día de la Virgen del Pilar estaba reservado para Juan José Padilla, que abrió la Puerta Grande del coso de La Misericordia tras cortar las reglamentarias dos orejas de un mismo toro.

Fue en el primero, al que el jerezano toreó bien de capote y cuajó un vibrante tercio de banderillas.

Todo estaba a favor cuando cogió la muleta para llevar a cabo a continuación un toreo muy templado por el pitón derecho, en dos series de mando y mano baja, con las que el público se entregó al torero.

Por el pitón izquierdo también cuajó Padilla naturales largos y sentidos antes de que el toro se parara por completo. El estoconazo final desató la pasión de los tendidos, que le pidieron las dos orejas, que esta vez sí paseó en ambiente de clamor.

Con el cuarto cambió la decoración, pues el de Bañuelos desarrolló peligro, topón y sin atender a los engaños del torero que comenzó la faena de muleta sentado en el estribo. Porfió valeroso y de nuevo resolvió fácil con los aceros

Además del triunfo, Padilla estuvo toda la tarde muy atento en su papel de director de lidia. Un oportuno quite a Serafín Marín en el segundo, que le apuró en el capote, y el orden que impuso en los tercios de varas confirmaron la buena tarde del diestro de Jerez.

La Misericordia registró en el día grande de las Fiestas del Pilar una decepcionante entrada, algo más de media plaza, una de las peores de los últimos años

Con todo, el público apoyó siempre a los toreros. Así, Serafín Marín sólo pudo demostrar ganas y arrestos ante un lote imposible. El segundo de la tarde tuvo peligro y el quinto "se rajó" en la segunda tanda con la muleta, un manso "pregonado", que no hizo honor a su criador, Antonio Bañuelos, quien ejerció de pregonero de la Feria pilarista.

Jiménez Fortes pasó apuros en el remate de rodillas de un ajustado quite por chicuelinas a su primero. Con ese tercer toro, que tenía nobles embestidas, pero que duró poco, anduvo entonado en series ligadas con la derecha. Pero al cambiar de mano, el toro ya no respondió igual. Fortes terminó entregado y la estocada le valió un trofeo.

Volvió en el mismo tono con el sexto, "rajado" aunque bonancible, y esta vez el descabello le privó de rematar su tarde.

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