SIETE AÑOS RETIRADO
El diestro Ortega Cano protagonizó reaparición soñada en Benidorm al cortar cuatro orejas en una tarde triunfal, en que la Morante de la Puebla hizo también el pleno de desorejar a dos oponentes, mientras que José María Manzanares logró pasear cuatro orejas y un rabo.
Volvía Ortega Cano a vestirse de luces siete años después desde que lo hiciera por última vez en la localidad cacereña de Navalmoral de la Mata (Cáceres) en 2009. Ataviado con un terno carmín y oro, y que recibió una ovación tras el paseíllo, se mostró a muy buen nivel con el primero, al que enjaretó bonitas verónicas y con el que reverdeció laureles en una labor de muleta presidida por la suavidad, cadencia, compostura y galanura del toreo del cartagenero, al que no le pesó ni la edad ni los siete años fuera de los ruedos.
Cayó la estocada arriba del "cuvillo" y para él fueron a parar las dos orejas. Y otros dos apéndices cayeron del cuarto, otro buen toro de Cuvillo con el que Ortega volvió a estar igual de asentado y de templado en una faena cimentada nuevamente sobre los mimbres del corazón y el sentimiento, y brindada a su mujer y a su hijo. Gran toro este de Cuvillo, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.