Canarias
Se trata de la primera que llega a España, en una iniciativa puesta en marcha en Austria y Alemania. Su objetivo es llevar música a cualquier rincón de Canarias.
El productor grancanario Roque Cabrera ha impulsado La Musicleta, una bicicleta eléctrica que a simple vista parece sencilla pero que esconde un gran secreto, y es que su vagón se despliega formando un escenario rodante de 13 metros cuadrados en los que Roque y actúa siguiendo una logística muy sencilla.
La plataforma soporta 1500 kilos y mide 2,83 metros de ancho por 4,57 metros de largo y su funcionamiento es posible por las baterías instaladas que tienen una autonomía de seis horas, algo que va a mejorar en breve gracias a un panel solar que Roque instalará y con el que va a ser posible recargar la energía.
Este productor es un amante de la música desde muy pequeño; en casa, tenía a su padre, un aficionado de la batería que ha tocado con grupos emblemáticos de Gran Canaria, y además es sobrino de Carmen Cabrera, una mezzosoprano de ochenta años que sigue en activo y que llegó a cantar con Alfredo Kraus.
En su infancia, con tan solo seis años, Roque comenzó a recibir clases de piano y a los siete sus padres lo apuntaron en el Conservatorio. Luego, pasó a la Orquesta Filarmónica con un oboe en sus manos y se formó durante años. Sus pasos con ese instrumento siguieron por la Escuela Superior de Música de Cataluña, donde se graduó.
Para él, conseguir traer la primera Musicleta a España es un sueño. Roque conoció el proyecto gracias a las redes sociales; desde que lo descubrió, contactó con Jonas Skielboe y Jakob Illeran, dos músicos austriacos, creador y diseñador, que lo habían puesto en marcha en Austria y Alemania y que ahora, con la amistad creada con Roque, lo han españolizado.
La Musicleta pretende llevar la música a cualquier lugar del archipiélago, incluso a los pueblos más recónditos, y no "depender de locales". A Roque le ilusiona la idea de devolver la música a las calles y alejarse de los estadios. Quiere que sea un proyecto cercano en el que los músicos sean quienes se acerquen a las personas, algo que, asegura, "se ha ido perdiendo con el paso de los años".
La facilidad de su montaje y el poco tiempo que conlleva, unos 10 minutos, hace posible que los conciertos puedan darse en varias localizaciones en un mismo día .De momento, su bicicleta eléctrica ya ha rodado por varios municipios de Gran Canaria y su acogida ha sido muy buena.
Pero este productor no solo quiere que el público disfrute con él, sino que pretende abrir su escenario rodante a todos aquellos artistas interesados en participar y regalar buenos momentos. No solo a intérpretes musicales, sino a compañeros de otras disciplinas como el microteatro o el humor a los que les ilusione la idea de la cercanía y de esa conexión con el público que muchas veces no se consigue en los lugares con mucho aforo.