DE MENOR TAMAÑO Y PRECIO
La crisis ha reducido el tamaño y precio de las tradicionales monas de Pascua -de chocolate y de receta clásica- aunque no las ventas, ya que los niños son los beneficiarios de esta tradición de fuerte arraigo en Cataluña. Este año, los personajes y motivos que más se están viendo en los adornos de las monas de chocolate son la mítica abeja Maya y su atolondrado compañero Willy -cuya nueva serie televisiva es un éxito arrollador- así como los populares Angry Birds, el cinematográfico Tadeo Jones, y otros "habituales" como Monster High, Bob Esponja o Hello Kitty.
Aunque la tradición marca que los padrinos las regalen a sus ahijados, últimamente los padres también las ofrecen a sus hijos en el lunes de Pascua. El origen de la mona -término que procede del latín "munus" o del árabe "munna", que en ambos caso significa regalo- hay que buscarlo en el ámbito religioso y estaba basado en el rigor de la dieta de la Cuaresma y en la tradición de bautizar los huevos recogidos durante el miércoles de ceniza que se solían pintar de rojo y regalar a los niños.
Aquellos primitivos obsequios se convirtieron más tarde en unos sencillos bollos redondos donde se colocaban huevos duros sin pelar -un hábito que se remonta a la Edad Media- y que los padrinos regalaban a sus ahijados el lunes de Pascua. Como suele ocurrir con las tradiciones gastronómicas, éstas han ido evolucionando con el paso del tiempo, y de la mona hecha con "pa de pessic" (bizcocho), en la actualidad, además de las de crema o mazapán, las más populares son las de chocolate, algunas de ellas verdaderas obras artesanales de gran tamaño.
Se trata de una especie "fallas dulces" de diferentes tamaños y motivos (castillos, casitas, barcos...) que utilizan como reclamo los personajes más queridos por los niños en cada momento. Gracias a la tradición, al gusto por lo dulce de los niños y a que cada vez se elaboran las figuras con mayor preciosismo, los pasteleros catalanes confían en mantener este año las ventas en unas 660.000 unidades, pese a la crisis.
La cifra es similar a la alcanzada en años anteriores, según las previsiones del Gremio de Pasteleros de Barcelona, pero las monas serán de menor tamaño y precio que en los "años de vacas gordas". El presidente de esta asociación, confía en que el goteo de encargos que se habían ido produciendo con "mucha prudencia" en las jornadas previas al lunes de Pascua se anime en las últimas horas y confirme las cifras previstas para este año por los pasteleros.
No obstante, estos profesionales saben que, aunque se igualen las ventas, los beneficios caerán porque los precios y el tamaño de las piezas se ha ido reduciendo progresivamente. El estancamiento de los precios desde hace tres o cuatro años, combinado con que la gente cada vez compra monas más pequeñas, hace que los pasteleros tengan el mismo trabajo para vender menos: "Cuesta el mismo trabajo hacer una mona de medio kilo que una de kilo", afirma Turull.
El precio de las monas de Pascua varía en función de los huevos de chocolate o las figuras que llevan, así como del tiempo empleado en su elaboración. La previsión apunta que el gasto medio por familia en monas oscilará entre los 25 y 75 euros.
Otro aspecto que preocupa al gremio son los establecimientos no especializados "como zapaterías" que aprovechan estos días para vender monas a un precio menor del que ofrecen las pastelerías. "Serán peores y no están hechas el mismo día, pero las venden más baratas", se queja Turull, que advierte de la mejor calidad como la principal ventaja comparativa de los establecimientos especializados.
Por otro lado, la dinámica de ventas de buñuelos, torrijas y dulces típicos de Pascua ha sido similar a la de las monas, aunque ligeramente peor por ser productos más vinculados a la religión y disponibles durante todo el año, por lo que algunas pastelerías "incluso han dejado de hacerlos". Además, gana adeptos en España la tradición europea y de algunos países de América de huevos de Pascua.
El artesano chocolatero belga Paul-Hector Bossier ofrece en su tienda taller Chocolala, en Madrid, sus creaciones decoradas y con sorpresa en el interior. "Se venden cada vez más", refiere. La tradición, relata, es que el domingo de Pascua "lleguen las campanas volando desde Roma y dejando caer los huevos de chocolate". Son los padres los que los cuelgan de los árboles y los esconden por el jardín o en rincones de la casa para que los niños los encuentren.