LECTURA EN LOS VAGONES
Entremos en la parada de Antonio Machado, en la línea 7 del Metro de Madrid. Pocos clásicos se leen en esta biblioteca andante. Novela, best seler, periódicos o apuntes de clase suele ser lo primero que se ve en un vagón de Metro.
Las páginas van pasando estaciones. Un 30% de la población lee en el transporte público. Unos aseguran que es su mejor momento de relax para poder leer un poco, otros calculan que a lo largo del mes pueden leer cinco o seis libros.
Entramos en la estación de Quevedo, linea 2, la roja en el mapa. A esta hora, once de la mañana, poca gente pero siempre acompañada de libros. El blanco es color principal para forrar, aunque no falta nunca alguién que tapa letras con más letras, los periódicos sirven para muchas más cosas que para leerlos.
"Yo los forro porque a nadie le interesa lo que yo leo, la gente es muy cotilla", eso es lo que nos dice Mercecdes; Pilar -en cambio- asegura que los forra con papel blanco "para que no se le estropeen las tapas", las dos viajan durante una hora a diario en Metro.Cientos de títulos viajan a diario en el Metro.
Se lee caminando, se lee apoyado en una puerta o unas líneas de un cuento, o -también- se termina un crucigrama esperando que llegue el siguiente tren. La cultura viaja sobre ruedas a muchos metros bajo tierra.