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Festival Eñe 2022

La memoria de Luis García Montero y Juan Gabriel Vásquez en el Festival Eñe

El pasado 11 de noviembre arrancaba en Madrid el Festival Eñe, una fiesta de la literatura por la que desfilan grandes autores del panorama español e hispanoamericano para suerte de sus adeptos madrileños.

Luis García Montero y Juan Gabriel Vásquez en el Instituto Cervantes con motivo del Festival Eñe 2022 de MadridFestival Eñe

Este martes, dentro del marco del festival, se reunían en un coloquio llamado 'Novelas para entender el mundo', Luis García Montero y Juan Gabriel Vásquez. Como pretexto para presentar su primer libro de poesía tras tanta novela, el autor colombiano y el poeta granadino y director del Instituto Cervantes, disertaron sobre la importancia de la memoria. Juan Gabriel aprovechó para recitar algunos poemas incluidos en su último libro 'Cuaderno de septiembre', entre los que se encontraba este, que aludía especialmente al recuerdo:

Las cosas

Qué saben de nosotros nuestras cosas.

Está el abrigo verde

con que un hombre salía los domingos neblinosos.

Y está la colección de chateaubriand,

y está La Menorá en la biblioteca,

y las esferas en la caja china

que movía en sus manos nuestro mago.

Eso tienen las cosas,

que nos hablan por igual

de los vivos y los muertos,

responden aunque no les preguntemos.

Si a veces caminando por la casa

me cubro con las manos las orejas

es porque pagaría cualquier precio

a cambio de un segundo de silencio.

Recordaba entonces a mi madre y su afición por cambiar de casa prácticamente cada año. Pasábamos de una calle a otra, de un barrio a otro, de cuatro paredes blancas a cuatro paredes grises. Así hasta que me independicé y entonces fui peón de sus mudanzas y de las mías, ya sola, provocadas en gran medida por la precariedad y la promesa de un cobijo y futuro mejores.

Pues bien, una consecuencia que tenía cambiar tanto de casa, era aprender a despojarse de las cosas, para no cargarlas, sobre todo. Pero también, como dice el autor, para acallar sus voces precisamente porque no estaban, y condenar así los recuerdos al azar de la memoria y no a ellas. No sé si es un buen remedio, pero al menos, soy capaz de conseguir ese segundo de silencio desde casi siempre.

Al salir del acto, paseando bajo la lluvia por una Gran Vía arrebatadora, pensaba en los recuerdos que se quedan con nosotros aunque no nos hayan pedido permiso, que son, contra todo pronóstico, los que nos definen. "La memoria de los errores, la recopilación de las pequeñas felicidades”, que son la masilla con la que construimos nuestro presente y futuro.

Recuerdo los poemas que se quedaron conmigo para poder acudir a ellos más para encontrarme que para poder encontrarlos. Como "Tú me llamas amor, yo cojo un taxi", "Garcilaso 1991" o "Aunque tú no lo sepas", por citar algunos del granadino que he releído infinidad de veces.

Libros de Luis García Montero | Antena 3 Noticias

Hace poco me decía un amigo que, valga decir, no había leído nada del poeta, que García Montero ya se le estaba haciendo un poco bola de tanto hablar de Almudena Grandes. Me asaltaba aquella conversación durante el coloquio y me daba cuenta de que hay recuerdos intrínsecos a nuestra existencia. Hay personas que pasan y nos recrean, así que no podemos hablar de nosotros sin hablar de ellas.Yo no sé hablar de mí sin hablar de mis mitades.

Si recordando la novela de Juan Gabriel, 'Volver la vista atrás', los autores desarrollaban la necesidad de guardar la memoria para definir la identidad del pueblo latinoamericano, cómo no hacer la traslación a cada una de nuestras vidas, y menos en esta realidad posmoderna.

Yo no he leído o escuchado verdades mejor expuestas sobre la pérdida que las de Luis García Montero y Fernando Savater. Este último en sus infinitos artículos sobre 'Pelo cohete' y el más que recomendable libro 'La peor parte'. Al poeta, por su parte, le escuchaba hace poco una reflexión que seguramente haya repetido en otras entrevistas, pero que yo descubrí en el podcast de Vanity Fair 'Nota al pie', donde definía la pérdida como un animal de compañía: "Mi hijo tiene un perro, otra hija mía tenía un pececillo, otra un gato. Son animales que se mezclan en la vida cotidiana. Estabas escribiendo y de pronto el gato se ponía en las faldas de Almudena, o de pronto el perro aparece y se tumba a tu lado mientras ves una película. O de pronto te acuerdas que hay que cambiarle el agua al pececillo. Con la pérdida ocurre eso, es un animal de compañía. Y con eso yo quería explicar en primer lugar, que se mezcla en la vida cotidiana y en segundo lugar, que el dolor profundo a través del duelo se convierte en tristeza y poco a poco convives con la pérdida". Esto es lo que queda de la memoria de las cosas que fueron y las personas que estuvieron, que nos acompañan y nos conforman aunque no estén, siendo animales de compañía inmortales, que sostienen el recuerdo de mortales como nosotros.

Festival Eñe en el Instituto Cervantes | Antena 3 Noticias

La memoria es frágil, voluble, la reconstruimos y modelamos para cimentar la idea de nosotros mismos y nuestro futuro. Nos ayuda a vivir, ya sea olvidando o acudiendo a los recuerdos para poder caminar. Citaba Juan Gabriel: "Escribir novelas es como conducir un coche en la oscuridad. Las luces del coche te permiten ver los siguientes 20 metros y no más allá. Y, sin embargo, en esos 20 metros hay la suficiente visibilidad como para ir avanzando y llegar al destino. Y esta es también una metáfora de vida", concluye el autor.

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