DEBUTA EN EL WEST END LONDINENSE
Del 23 de mayo y hasta el 8 de junio, la Royal Opera House de la capital del Reino Unido acoge esta versión del relato mitológico de Edipo, basada en la partitura que el compositor rumano George Enescu escribió entre 1910 y 1931.
Ollé (Barcelona, 1960) expresó su entusiasmo por trabajar por primera vez en este teatro ubicado en Covent Garden, en el corazón de la ciudad, ya que le permite desplegar la "idea de espectáculo total" que requiere la historia del famoso rey de Tebas.
Una lluvia de barro y alusiones a Freud y al fascismo de Hitler se entremezclan en esta pieza, que permite a su director "configurar una propuesta visual que los espectadores no están acostumbrados a ver".
'Oedipe' no es una obra de repertorio y no es conocida. La música clásica de (Giuseppe) Verdi, (Richard) Wagner o (Giacomo) Puccini sí exige un público conservador, pero esta pieza es del siglo pasado. Es más permisiva y permite arriesgar más", sostuvo.
La última vez que se subió el telón para representar esta ópera fue en el Teatro Colón de Argentina en 2012, por lo que el estreno en Londres se ha convertido en todo un "reto" para Ollé, quien también subrayó que estará expectante por la reacción del público y de la crítica.
"Hay una cierta presión porque aquí todo es nuevo y, cuando has trabajado en un teatro, conoces los gustos del público. Al ser una reposición, venimos un poco más tranquilos pero no por eso estamos relajados", remarcó.
Su compañera en la dirección, natural de Bueno Aires, Valentina Carrasco, reparó en las diferencias que se ha encontrado entre los músicos y cantantes que se han atrevido a dar voz a este clásico mito griego.
"En Argentina, el coro era muy expresivo y gesticulaba porque, al ser hijos de españoles e italianos, tenemos esa cosa Mediterránea y Latinoamericana. Los coristas de aquí (Londres) son más correctos, no quieren sonar exagerados y los hemos tenido que empujar un poco", retrató.
Esta adaptación de la ópera de cuatro actos de Enescu se adentra en la tragedia de Edipo, el rey de Tebas que mató a su padre y se casó con su madre sin poder escapar así de su destino.
Ollé añadió que el objetivo de esta representación es "dar sentido a la idea del clásico" y hacer ver al público "que la reflexiones de Edipo perduran y perdurarán" con el paso de los años.
"Quiero que el espectador se quede con la idea de la actualidad de lo trágico. El hombre occidental contemporáneo se aferra a la idea de que puede controlar su destino y desconfía del azar y de la fatalidad. Pero las catástrofes (naturales) y los atentados a los que ahora estamos acostumbrados nos desmienten esto", ejemplificó.
Para demostrar al espectador que es imposible escapar de su sino, Edipo se adentrará en un viaje a través del tiempo, en el que la esfinge de la historia original se transforma en un stuka o avión de combate nazi, que "atemoriza a los ciudadanos de Tebas de la misma forma que atemorizó a los franceses".
El poder de la naturaleza también se plasma como una eventualidad ineludible, por medio de una marea de barro que se esparce por todo el escenario, en lo que supone una referencia directa al vertido químico que en 2010 sumergió el oeste de Hungría en lodo tóxico.
Hace seis años el mundo se enfrentó a imágenes de casas y personas cubiertas de color rojo, lo que inspiró a Ollé y le llevó a incluir el barro en "Oedipo".
"El barro es algo que tocas y que se te va pegando. Es similar a la idea
del destino, que no te puedes deshacer de él", sentenció