RECOGE UNA CRÓNICA POLÍTICA Y OTRA COSTUMBRISTA
La cronista parlamentaria María Rey indaga en el origen de la herida para señalar cuáles han sido las grandes grietas de la democracia que ha alejado a la clase política de la calle y establecer los caminos para volver a llegar a un punto de acuerdo.
Parafraseando a la diputada socialista Soraya Rodríguez resume la lección quizás más importante del parlamentarismo en la siguiente frase: "La vida no es este Patio".
"Esa afirmación es aplicable a todos los partidos y a quienes en nombre de ellos hacen política a diario desde dentro del Congreso y el Senado. La vida no es el Patio de la calle Floridablanca, junto a la carrera de San Jerónimo, en el que periodistas y políticos intentamos arreglar el mundo con apasionadas discusiones", dice María Rey en las páginas de su libro.
El origen de este cese temporal de la convivencia empezó en la Plaza de Sol. Pero María Rey no habla ahora del 15-M, movimiento que sí abordará más tarde, se remonta al año 2004 con el atentado del 11 de marzo.
"La indignación contra la clase política se cocinó en la madrileña Puerta del Sol, a menos de diez minutos caminando en línea recta desde el Congreso de los Diputados. No hablamos de la primavera de 2011, sino de mucho antes, del inicio del verano de 2004". Así relata la cronista parlamentaria la primera crisis de este matrimonio mal allegado.
Las víctimas reclamaron ante las puertas del Congreso que se les permitiese estar presentes en la comisión de investigación, llegaron a recoger hasta 12.500 firmas, pero esos papeles siguieron "el cauce reglamentario, el del olvido".
Y esta semilla se consolidó en el movimiento del 15-M. "Ellos mismos se definían como un movimiento para "la repolitización de la ciudadanía". No querían menos política, querían más".
Cuatro años más tarde el Parlamento se enfrentaba a su mayor reto en décadas. La fragmentación debida a la falta de mayorías claras para formar Gobierno dieron paso a la legislatura más corta de la historia de la democracia: 111 días. Esos meses sirvieron de "cursillo acelerado sobre los usos internos del parlamentarismo para los recién llegados".
Entre las sugerencias que se exponen en 'Juego de escaños' se tratan las siguientes: "El Parlamento español necesita cambios, modificar sus leyes internas y afrontar sin complejos las necesidades que les plantean los ciudadanos", "las incompatibilidades de la actividad parlamentaria siguen siendo una asignatura pendiente de difícil solución" y cómo no "que se sienten a pensar qué hacer con el Senado".