TOROS | MONUMENTAL DE BARCELONA

José Tomás y Serafín Marín cortan dos orejas en la última corrida en Barcelona

La Monumental se ha despedido sacando por la Puerta Grande a José Tomás, Serafín Marín y Juan Mora, pese a que el último no tuvo premio en sus faenas. "Dudalegre", número 23, negro mulato, nacido el 3 de marzo de 2007, de 567 kilos ha sido el último toro de la historia en la plaza de Barcelona.

El diestro catalán Serafín Marín ha cortado las dos orejas al último toro de la historia de la plaza de Barcelona, de nombre "Dudalegre", número 23, negro mulato, nacido el 3 de marzo de 2007, y que pesó 567 kilos. Datos para la historia ya que la faena no tuvo la rotundidad que reconoce el premio final.

Y es que el toro, deslucido en extremo, sin casta ni recorrido, desentendiéndose mucho de los engaños, aportó muy poco. José Tomás había cortó ha cortado las dos orejas de su primer toro en la corrida de este domingo en Barcelona por una faena muy completa tanto de capote como de muleta, que ha tenido también buena rúbrica con la espada, por lo que ambos fueron alzados a hombros para sacarlos por la Puerta Grande. Juan Mora, pese a que acabó sus faenas sin triunfos, fue también sacado a hombros por los aficionados.

Tomás paseó las dos orejas de su primera faena haciéndose acompañar en la vuelta al ruedo de una "senyera", la bandera catalana que pobló los tendidos de La Monumental barcelonesa. Tomás toreó lento, limpio y mecido en el saludo a la verónica, ganando terreno en una serie de muchos lances hasta llegar a la misma boca de riego.

La faena de muleta tuvo enjundia y parsimonia desde los inicios, muy encajada la figura, las series cada vez más largas, con mucha exactitud en los terrenos y las distancias, y, sobre todo, con extraordinario ajuste.

Se pidieron con fuerza los máximos trofeos, y por un momento dio la impresión de que se le había concedido también el rabo, que el alguacilillo llegó a tener en sus manos para entregárselo, mientras el presidente hacía gestos desde el palco para que se rectificase.

Sin premio en el segundo
José Tomás cumplió una notable actuación también en su segundo toro pero sin premio por culpa de la espada. La faena tuvo como principales componentes el aguante y el valor, dada la condición del toro, que se frenaba mucho y miraba.

Toro manso, descompuesto e incómodo, sabiendo siempre lo que se dejaba atrás. Lo bueno es que Tomás se supo imponer con mucho tesón, esfuerzo y riesgo. Verdadero compromiso de "figura". Lo más notable desde el punto de vista artístico, un quite por gaoneras con el capote en el que a pesar de todo fue más la entrega que el lucimiento por la falta de empuje del toro.

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