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José Ángel Abad ha salido en busca de la realidad que envuelve a los Oscar más allá de las crónicas de celebrities y lujo y ha encontrado un mundo lleno de turistas despistados y curiosos, además del modo de mostrar los lugares menos accesibles. En el Paseo de la Fama, los turistas tienen claro que lo importante es la fiesta y no dudan en interrumpir la grabación del corresponsal, que llega hasta el Teatro Chino de Hollywood, uno de los emblemas del mundo del cine.
Se está a punto de descubrir la alfombra roja a la puerta del Teatro Dolby, hay mucha gente de paso y turistas, pero todavía queda alguno despistado que confiesa no saber la fecha de celebración de la gala. La reacción de Abad es la que cualquiera hubiéramos tenido ante esas palabras. Además, como todos quisiéramos, el corresponsal consigue entrar en la tienda de los Oscar para mostrársela a los telespectadores, al menos durante los pocos segundos que está en su interior hasta ser expulsado por la seguridad del establecimiento.
El plató central de la retransmisión, por su parte, es uno de los protagonistas de los Oscar, el lugar en el que solo las estrellas más importantes pueden subir. El resto entra al interior del teatro Dolby, cuya puerta está llena de turistas y aficionados porque el acceso se cierra más tarde. Por ahora intentan ver a muchos de los periodistas y artistas famosos que se acercan.