Encierro San Sebastián de los Reyes
El periodista Javier Gallego analiza los séptimos encierros de la ciudad madrileña de San Sebastián de los Reyes.
Hoy ha sido un día para mirar al cielo y al suelo. La lluvia que ha caído antes del encierro ha condicionado la carrera. El agua tiene varios efectos en el encierro. El más obvio es que el suelo se convierte en resbaladizo y eso resta confianza al corredor y también al toro. Eso se nota sobre todo en las zonas de asfalto, porque en los tramos de adoquines el agua drena mejor y se absorbe con más facilidad. Si la lluvia no es mucha también puede ayudar a limpiar las calles de la grasa acumulada por la noche anterior.
Este séptimo encierro se ha corrido con las calles húmedas, pero no encharcadas. Ahí el calzado del corredor es fundamental. Si no está muy gastado tiene más adherencia. Si las zapatillas ya tienen mucho uso serán más inestables. Aun así no hemos visto muchos resbalones entre los corredores. Sí ha habido un resbalón de uno de los cabestros al final del recorrido que ha marcado los últimos metros.
Al principio la manada ha salido muy agrupada y tapada por los cabestros. Así han ido hasta la calle Postas. En este tramo sólo se ha podido coger toro en la parte izquierda del vallado y durante muy pocos metros.
En la calle Real la manada se ha estirado un poco más. Aunque los toros han continuado muy tapados. Sin embargo, en este tramo, al ser más ancho, algunos corredores han logrado meterse en medio y coges astas.
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