VALORADOS EN 20 MILLONES DE EUROS
El museo de Castelvecchio de Verona (norte de Italia) ha recuperado las 17 valiosas pinturas, algunas de artistas como Rubens o Tintoretto, que fueron robadas hace un año y localizadas el pasado mayo en Ucrania.
El ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini, se desplazó a la capital ucraniana, Kiev, para participar en el acto de entrega de estas obras de arte, al que también acudió el presidente Petró Poroshenko, según un comunicado del Ministerio italiano. "Hoy es una día de alegría y satisfacción. El regreso a Italia de estas diecisiete obras maestras sustraídas hace más de un año (...) es el fruto de un intenso y provechoso trabajo de equipo en las investigaciones", señaló Franceschini en la nota.
El ministro agradeció por el hallazgo de las piezas a la magistratura, a las fuerzas del orden, al cuerpo diplomático y a las autoridades ucranianas porque "han permitido sanar una herida dolorosa del patrimonio cultural italiano y mundial".
Franceschini, acompañado por otras autoridades como el alcalde de Verona, Flavio Tosi, presentaron en la ciudad italiana uno de los cuadros sustraídos, 'Niño con dibujo', un óleo realizado en 1523 por Giovanni Francesco Caroto. El resto de pinturas llegaron al aeropuerto veronés y será posible contemplarlas en el museo de Castelvecchio desde este jueves, según anunció Tosi.
Los cuadros fueron robados del museo de Castelvecchio de Verona a última hora de la tarde del 19 de noviembre de 2015, cuando los ladrones aprovecharon el momento de cambio de turno entre los trabajadores y los encargados de la vigilancia nocturna.
Entre las diecisiete pinturas, con un valor estimado de 20 millones de euros, destacan cinco de Tintoretto, como su 'Sanson', así como la 'Dama delle Licnidi' de Peter Paul Rubens. Completan el botín piezas de artistas como Pisanello, Jacopo Bellini, Andrea Mantegna, Giovanni Francesco Caroto, Domenico Tintoretto, Hans de Jode y Giovanni Benini. Finalmente fueron encontradas el pasado 6 de mayo en la región ucraniana de Odessa, en la isla de Turunciuk, empaquetadas en sacos de plástico y escondidas entre arbustos.