PONENCIA EN EL MANAGEMENT & BUSINESS SUMMIT
Management & Business Summit, #MABS2017, el evento líder entre directivos y personalidades mundiales organizado por ATRESMEDIA, ha celebrado hoy sin límites su segunda jornada en Madrid. Irene Villa ha comenzado ponencia confesando estar "emocionada por poder compartir con todos mi historia".
Villa ha echado la vista atrás, a aquel "17 octubre de 1991, desayunando en Aluche, me desperté con una gran ilusión, tenía un partido de baloncesto, esa ilusión tenía los minutos contados, escuchamos una explosión, no sabía lo que era el terrorismo, mi hermana no quería ir al instituto, le pregunté a mi madre ¿y si nos ponen una bomba a nosotras? hija, -me contestó-, eso solo lo ponen a gente importante", ha relatado. Pero pasó. En el coche en el que iba con su madre explotó una bomba.
"Tenemos dos opciones, maldecir a los terroristas o mirar hacia adelante, con optimismo y alegría"
Tras un escalofriante vídeo con lo que ocurrió aquella mañana, Villa ha continuado. "Efectivamente, mi madre tenía razón, no éramos nadie, y gracias a eso, a no tener un coche blindado, el coche se abrió y salimos despedidas de esta trampa mortal. Me acuerdo del teniente Carballar cada día, dejó cinco huérfanos". "El segundo milagro, alguien comprobó que yo tenía pulso", ha seguido con su conmovedor recuerdo.
"Mi padre, taxista, se enteró por la radio, tuvo que dejar al cliente y llegar al hospital, le dieron un diagnóstico horrible: su hija no tiene piernas, ni manos, la cara destrozada, necesitamos su consentimiento para operar. Poneos en la piel de mi padre cuando dijo 'no la salvéis, no quiero una vida desgraciada en la que sufra'. Una voz externa hizo el tercer milagro, tienes que salvarla, ¡sálvala!", ha relatado.
Irene Villa ha continuado hablando de aquellos hechos recordando en todo momento a su madre, su padre y su familia: "Mientras se despertaba mi madre, preguntó que dónde estaba su hija. Aquí solo has llegado tú, -le contestaron-. Mi madre no tuvo noticias, pensó que me habían asesinado y nadie se atrevía a decírselo".
Villa ha explicado cómo, al tercer día, cuando su vida no corría peligro, su abuelo le dijo a su madre que por qué no preguntaba por su hija, estaba viva "y de ahí creció una fuerza infinita que a día de hoy nos acompaña", ha expresado la también medallista olímpica en esquí adaptado para agradecer a Nieves Herrero y a Antena 3 que, a través de su programa 'De tú a tú', madre e hija pudieron verse por primera vez tras el atentado.
"Los médicos dijeron a mi madre que hasta que no caminara no podía verme, y en menos de un mes lo consiguió. Cuando me preguntan cuál es el secreto, digo que es el amor de la madre. Ese día me dio la clave de mi vida, me dijo: tenemos dos opciones, maldecir a los terroristas o mirar hacia adelante, con optimismo y alegría", ha continuado Villa. "No fue fácil, amaba el deporte, tu cuerpo en la adolescencia te preocupa, mi hermana decía que yo iba a ser modelo", ha manifestado, para añadir que "para mi padre tampoco fue fácil, pasó de sostener mi mano a no separarse de mi cama 24 horas del día durante los 7 meses que estuve hospitalizada. Vi en su cara dolor, pánico, tenía el miedo en los ojos".
"En el hospital pregunté a mi padre, '¿y ahora quién me va a querer?'"
"Tampoco le ayudé mucho, le pregunté, 'papá ¿y ahora quién me va a querer?', enseguida cambié el foco y me orienté en aprobar el curso, 8º de EGB, recibí cariño por todas partes, amigos, deportistas, compañeros e incluso Alejandro Sanz, todo el mundo me quería decir 'no estáis solas'".
En una ponencia cargada de superación, Villa también ha recordado momentos durísimos: "Un día retiré la toalla y vi que me faltaba medio cuerpo". "La clave está en ver lo que tienes, no lo que te falta, ver más posibilidades que limitaciones, puedes ver miseria, terrorismo, abuso, maltrato, pero también gente que colabora, que ayuda, que se compromete, eventos como este…", ha manifestado.
Ha asegurado que en la vida puedes verte de muchas maneras: "No me importa cómo me vean los demás, sino como me vea yo, tenía amor, esperanza y optimismo", ha asegurado, para insistir convencida: "A las dificultades, solo cabe superarlas. Cuanto más bravo está el mar, mejor hay que nadar. Uno no sabe lo fuerte que es hasta que ser fuerte es tu única opción".
Villa ha recordado cómo de doloroso fue su intervención para el implante de pierna: "No sabía que me enfrentaba a la peor etapa de mi vida, mi madre tuvo que mantenerse con toda su fuerza cuando me veía gritar, llorar por el dolor del tornillo. Después de la rehabilitación aquello supuraba sin cesar. Yo, que me había operado para ganar en calidad de vida, estaba todo el día en el quirófano, la infección llegó al hueso. Imaginaos el pánico. ¿Iba a conseguir una mísera bacteria lo que no ha conseguido una bomba?". No obstante, fiel a su optimismo, Villa proseguía con una nueva enseñanza: "Detrás de cada cosa hay una lección, me faltaba el entusiasmo, la alegría y la fuerza. La única derrota es el desaliento, tuve que ser yo".
Después se ha detenido en el que ha calificado como "su eje central": el deporte. "Un reto convertido en pasión, mi mayor orgullo fue formar parte de un equipo. Llegué a competir en Francia y no avisé de que tenía una hernia, me caí y tuvieron que trasladarme para operarme de urgencia. Los médicos, mis ángeles en la tierra, me salvaron de nuevo".
"El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opciona"
De esa experiencia, como de tantas otras que, como afirma, te sorprenden en la vida, "unas veces se gana, pero la mayoría se aprende. El fracaso es lo que más te enseña. En el esquí, igual que en la vida, si tienes miedo te caes, pero si confías te llegan las medallas".
Precisamente, Villa ha señalado que "el miedo es la peor barrera que podemos tener, es la inacción, ahuyenta el amor". Para ella, "el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. La clave fue no sentirme víctima". En este mismo sentido, la escritora ha lanzado una pregunta: "¿Qué pensáis de la gente que está todo el día quejándose?: Son el cáncer de las empresas", a lo que ha añadido la "tristeza, el miedo, la ira y la culpa", sentimientos que ha animado a combatir.
"El peor veneno del alma es la ira”, ha continuado justo antes de dar uno de los titulares más ejemplarizantes de su ponencia: "Si quieres ser feliz un día, véngate. Pero si quieres ser feliz para siempre, perdona. Perdonar significa empezar una vida nueva, romper el vínculo con la persona que te ha hecho daño y que desaparezca para siempre. Sabina lo dice muy bien: no pido perdón, ¿para qué? si me va a perdonar porque ya no le importa".
Para Irene Villa, el perdón es una filosofía de vida "muy necesaria" y ha animado a que lo pidamos más: "Los seres humanos metemos la pata constantemente, hay que pedir perdón, pasar página. Pedir perdón y perdonar es la base para una sociedad sana".