Arte
La exposición organizada en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza se ha convertido en uno de los acontecimientos de la temporada
Lo que vemos es una fotografía de una España, de una época, de unos años en los que todos nos sentimos identificados. A muchos les saltan las lágrimas. "Existe mucha emoción de gente que ve esos lugares, esos objetos, y se le despierta a cada uno su evocación", nos comenta Leticia de Cos, Conservadora del Museo Nacional Thyssen Bornemisza y comisaria de la exposición consagrada a esta pintora nacida en 1938 en Madrid.
A través de un dominio total de la técnica, Isabel Quintanilla es capaz de emocionar a través de los objetos. "Una rasuradora, sus medicamentos... Habla mucho de ella, es lo primero que ves y nunca la ves a ella en escena", afirma Sofía, visitante procedente de Argentina.
"Me he quedado colapsado con una acuarela, con una coliflor, que es una verdadera maravilla", asegura Carlos, también pintor. "Es lo que ella vive, lo que ella ve cotidianamente, y tiene la gran facilidad de poderlo plasmar", señala Carmen. "Le ha influido mucho Velázquez. En todos sus cuadros, lo que más me llama la atención, es como capta la atmósfera... Eso es de una sensibilidad super extraordinaria", concluye Rosalía.
Además de los clásicos, a Isabel le influyó los cuatro años que pasó en Roma donde conoció a artistas de primera línea como Federico Fellini. Acompañó a su marido, el escultor Francisco López, quien becado en la capital italiana. Fue su principal apoyo y cómplice durante toda su trayectoria.
"Estuvo vinculada con la cultura del momento, con filósofos también, con cineastas, pudo acudir a rodajes...", añade Leticia de Cos sobre el periodo italiano de Quintanilla, donde al crecimiento artístico vivió importantes acontecimientos personales como fue el nacimiento de su hijo.
A través de esta muestra, que contiene más de un centenar de obras, descubrimos a una pintora que retrata de manera magistral nuestra realidad más cotidiana. Sin embargo, a pesar de la excelencia de su trabajo, Isabel Quintanilla vivió en un momento de la historia de España en el que las pintoras no tuvieron el mismo reconocimiento y protagonismo que sus compañeros masculinos.
Fallecida en 2017, es ahora cuando su talento empieza a ser reconocido en nuestro país. La artista tuvo una vinculación especial con Alemania, que fue el primer lugar donde su valía fue debidamente reconocida y en cuyas colecciones se encuentran muchos de sus cuadros.
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