Pintxo donostiarra
No lo llames pintxo. Llámalo "bazofias ensartadas por un palillo". Con productos de baja calidad, que ni remotamente pertenecen al universo gastronómico donostiarra, escondidos en una disparatada torreta de pan de molde... Preservar la identidad del pintxo y promover su idiosincrasia. Esa es la labor del Instituto del pintxo. Nos dan las claves para identificar esta propuesta gastronómica.
Día de verano. Miles de personas caminan por la parte vieja de San Sebastián. Es uno de los atractivos de esta ciudad: ir de "pintxos". Una propuesta gastronómica que ha quedado fijada como seña de identidad de Donosti. "Forma parte de nuestra vida. Entorno a una barra de bar repleta de pintxo nos reunimos los amigos, la familia... y disfrutamos", nos comenta Jesús Santamaría, presidente del Instituto del Pintxo.
"Somos los viejos rockeros del pintxo. Somos la resistencia. Hemos visto que se está haciendo un mal uso de este forma gastronómica. Con el COVID se protegieron los pintxos con vitrinas. El cliente ya no los podía coger directamente. Tenías que pedirlos al camarero y en muchos casos te tienes que sentar para consumirlos. Su consumo se ha visto mermado desde la pandemia", nos comenta Santamaría.
Por eso crearon el Instituto del Pintxo y elaboraron un decálogo con las características que debe tener esta forma de comer. "El tamaño justo y el máximo sabor. Hecho en casa. Está a la vanguardia. Con personalidad. Frescura en barra. Compromiso con el producto.
Profesionalidad en el servicio. Información (ingredientes + precio) clara y a la vista. Degustación al estilo donostiarra: en barra. Se disfruta en convivencia local y cultural". Además un grupo de evaluadores anónimos recorren los locales para evaluar estas pequeñas creaciones. A finales de este año entregarán los segundos premios para distinguir el virtuosismo de estas elaboraciones.
"Tenemos que tener claro que una txistorra tiene más elementos afines con la cultura del pintxo que un ceviche, por muy bueno que esté", afirma Santamaría.
Una cultura por la gastronomía en miniatura que alcanza niveles sublimes también Valladolid, con su popular Concurso de Tapas. O en Granada, Santiago de Compostela, Pamplona... Nos gustas las barras. Nos gustan los pintxos.