CRISIS DE LA MODA
Los diseñadores justifican el precio de sus trajes de alta costura definiéndolos como "arte". Pero el arte no está al alcance de todos los bolsillos, y las grandes firmas de moda, a veces, se quedan en el camino. Christian Lacroix se hundió económicamente y Givenchy ha tenido que recortar gastos.
En Europa -como se ha demostrado esta semana, en la Alta Costura de París- se sigue haciendo moda y se apuesta por lo mejor, pero la competencia es feroz.
Los grandes del diseño, como Karl Lagerfeld, dicen que la clave está en el cambio y la renovación constantes. Otros, como Stephane Rolland, se quejan de lo complicado que es realizar un desfile y de que cada vez hay menos gente dispuesta a hacerlo.
Los expertos aseguran que, ahora mismo, la alta costura se nutre de las grandes fortunas de Oriente Medio. Países como Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos son los mejores clientes de esta exquisita forma de vida.