hemos hablado con él
Diego Ventura dedica más de ocho horas diarias de entrenamiento con sus caballos y cuando habla de ellos se le ilumina la mirada. "No son una cuadra, son parte de mi familia, son los que me han permitido conseguir unas metas y unos sueños que eran inalcanzables", asegura.
Su tarde en Las Ventas dice que ha sido mágica. Por primera vez en la historia, un rejoneador ha cortado un rabo durante una tarde triunfal que terminó con puerta grande. "Fue todo tan mágico, fue todo tan bonito, fue completa", recuerda.
Pero, con todo lo que supone la obtención de ese hasta ahora inédito trofeo, lo de menos puede que sean las marcas que Ventura sigue alcanzando en Las Ventas -la de este sábado fue su décimo sexta salida a hombros en Madrid- y hasta las cinco orejas que paseó además del apéndice caudal, pues lo realmente memorable fue el pletórico nivel de toreo que alcanzó en sus tres faenas de este mano a mano.
Podría incluso asegurarse que la faena del rabo fue tal vez la menos redonda, en comparación con las sobresalientes lidias que aplicó con el segundo y el sexto toro de Los Espartales, en las que sobresalieron tanto su excelente cuadra como su ambición, su dominio de la lidia y su ajustadísima manera de embrocarse para clavar banerillas en todo lo alto.