UNA LOCURA QUE SE REPITE CADA GENERACIÓN
Nunca antes un tupé, unas patillas o un movimiento pélvico provocaron tantos suspiros ni preocuparon tanto a los padres de una generación, como Elvis Presley. El primer ídolo de masas simbolizaba en los años 50 lo prohibido, y besarse con él era casi un acto de rebeldía.
Sin embargo, la expresión fenómeno de masas empezó a tener sentido en los 60 con Los Beatles. Como Atila, provocaban a su paso desmayos lloros y estampidas. Decenas de policías acompañaban al grupo en concierto y actuaciones.
Los cuatro de Liverpool o los Rolling eran en esos años casi una nueva religión con miles de fánaticos. En España, los Brincos, los Pecos o el primer Miguel Bosé también tuvieron su legión de fans.
Con permiso de Michael Jackson o Madonna, y al abrigo del nacimiento de la MTV a finales de los 80 y principios de los 90, quedaron marcados por las prefabricadas y exitosas boybands. New Kids on the block, Take That o las Spice Girls fueron buen ejemplo de ello.
Los últimos en provocar carreras, lágrimas y gritos han sido One Direction o Justin Bieber. La fiebre con los años cambia de nombre pero los síntomas en el fan serán siempre los mismos.