EL ARTISTA PREPARA NUEVA GIRA
Bob Dylan cumple setenta años con las maletas preparadas para una nueva gira europea y su pasión por los escenarios intacta, después de medio siglo de carrera artística que le ha convertido en inspiración de varias generaciones de músicos. Fiel a su fama de esquivo, Robert Allen Zimmerman (Duluth, Minnesota) se mantiene aparentemente ajeno a los reconocimientos que su cumpleaños provoca estos días en todo el mundo.
Con motivo del cumpleaños de la leyenda de la música se suceden las revelaciones sobre Dylan. Bob Dylan pensó en el suicidio y estuvo enganchado a la heroína en su momento de máximo éxito, en la década de los sesenta, según una entrevista cuya grabación acaba de dar a conocer el amigo y biógrafo del cantante Robert Shelton. "Dejé el consumo de heroína en Nueva York. Estuve muy, muy colgado durante una temporada, realmente muy enganchado y dejé el vicio. Tenía un vicio, tenía un vicio de 25 dólares al día y lo dejé", afirmó en una entrevista grabada en un avión en 1966. Fue el año en que Dylan había causado una gran controversia, al dejar sus raíces folk para apostar por la música rock, en una gira por Europa en la que estuvo acompañado por un grupo de rockeros que posteriormente se convertirían en The Band. Su concierto en Manchester (Reino Unido), en el marco de esa gira, quedó para la posteridad después de que un miembro de la audiencia increpara a Dylan al grito de "Judas" por dejar atrás su trayectoria de música acústica folk.
"Para mí la muerte no es nada"
El biógrafo autorizó la difusión de parte de esas grabaciones, como la referente al suicidio, en la que se escucha a Dylan decir: "para mi la muerte no es nada. Podría haberlo hecho fácilmente". "Soy el tipo de persona que se suicidaría. Me pegaría un tiro en el cerebro. Si las cosas fueran mal, saltaría por la ventana", dice. Sobre sus canciones, que han sido objeto de decenas de sesudos ensayos, análisis y tesis doctorales, Dylan afirma que se las toma "con menos seriedad que cualquier otra persona". "Sé que no me van a acercar ni un paso al cielo, que no me van a sacar de la ardiente caldera. Ciertamente no van a alargarme la vida y no van a hacerme feliz. No se puede ser feliz haciendo algo genial y divertido", señala.
Su último disco con canciones nuevas, "Together through life", fue publicado hace ya dos años, pero desde entonces ha editado un disco de villancicos y dos nuevas entregas de material inédito procedente de sus archivos. Su setenta cumpleaños coincide ahora con la aparición de un concierto grabado en 1963 en el festival folk de Walthan (Massachusetts), cuando tenía 21 años y se disponía a publicar "The freewheelin'", su segundo disco, que se abría con "Blowin' in the wind". Ahí se forjó un modelo imitado hasta la saciedad durante años y que el mismo Dylan abandonó pocos años después cuando electrificó su sonido, le dio una vuelta de tuerca a sus textos y afiló su música.
Dylan se reconcilia con el mundo
En 1997 su vida corrió peligro por una afección cardiaca y Dylan llamó a las puertas del cielo, pero fue unos meses después, en la actuación que ofreció en el Vaticano ante Juan Pablo II, que comenzó con "Knockin' on Heaven's door". A sus setenta años, Dylan se mantiene firme en su intención de no dejarse atrapar por su glorioso pasado. El próximo 16 reanuda en Irlanda su "Gira sin fin", que le llevará durante un mes al Reino Unido, Israel, Italia, Suiza, Alemania, Dinamarca, Noruega, Suecia y Estados Unidos.