CONSERVADOS EN UNAS PELIGROSAS REPISAS
La cueva de Atxurra, que permanecerá cerrada y se encuentra a unos tres kilómetros de la localidad costera de Lekeitio, fue excavada como yacimiento arqueológico por José Miguel de Barandiarán en 1934 y 1935 y es muy conocida por los espeleólogos de la zona.
Los grabados rupestres no habían sido hallados antes al encontrarse en unas peligrosas repisas, a unos cuatro metros de altura del suelo, de una galería que está a casi 300 metros de la entrada y a la que se accede tras pasar arrastrándose por una gatera.
Además, las figuras de los animales no son fáciles de ver al haber desaparecido la mayoría de los pigmentos negros, posiblemente carbón, y quedar los raspados en la piedras, hechos con herramientas de sílex.
El hecho de estar en repisas altas y peligrosas ha evitado que la mayoría de espeleólogos pisaran la zona, y esos "suelos intactos" han posibilitado encontrar debajo de las pinturas restos arqueológicos de importancia, como una lámina de sílex y un trozo de carbón posiblemente usados para hacer las figuras de los animales.
El arqueólogo Diego Garate, que descubrió las pinturas con el espeleólogo Iñaki Intxaurbe, ha explicado que se trata de un "hallazgo muy importante" y que no es una cueva más del Cantábrico y los Pirineos con grabados rupestres.
La Diputación lo sitúa al nivel de las cuevas guipuzcoanas de Altxerri y Ekain o la vizcaína de Santimamiñe.
Entre las figuras representadas, Garate ha destacado la de un bisonte con una
veintena de lanzas clavadas en la panza. "Este pobre es posiblemente el
animal más cazado de toda Europa", ha comentado el arqueólogo, que ha
señalado que las pinturas rupestres de caza no suelen tener más de tres
"proyectiles".