Un concierto en el que los asistentes acaban más helados que nunca

Hielo, música y danza. Es la combinación perfecta para uno de los mayores espectáculos del invierno en Noruega. Allí en el Festival de Geilo, los artistas sí son los músicos pero la melodía nace de unos instrumentos especiales, en los que el hielo toma más forma que nunca.

Estos improvisados escultores recogen grandes bloques de escarcha que luego transforman en arpas, tambores o guitarras. Su labor no termina ahí. Después hay que afinar el instrumento y ver cómo la temperatura condiciona el sonido final. No hay reglas, están en manos de la naturaleza. De hecho, es ella la que desde el firmamento decide la fecha del certamen.

Este año esta previsto que se celebre del 3 al 5 de febrero. Los artistas, como viene siendo habitual, llegarán de todo el mundo. Algunos repiten pero los acordes nunca serán los mismos, ya que dependerá del frío que haga.