DESDE LA PLAZA DEL AYUNTAMIENTO
El disparo de la primera mascletá de las diecinueve previstas en la plaza del Ayuntamiento ha inaugurado este jueves el carrusel de actos de las Fallas de Valencia, que llegan con mayores medidas de seguridad ante el nivel de alerta terrorista y unas altas expectativas de repercusión turística y económica.
Marcada por la niebla y la amenaza de lluvia que domina la jornada y con los termómetros aún invernales tras la última borrasca, la mascletà que ha disparado, como cada 1 de marzo desde hace más de veinte años, la pirotecnia Peñarroja de Vall d'Uixò (Castellón) ha ensordecido la zona durante cinco minutos.
Esta empresa familiar ha querido dedicar su disparo, de corte clásico y con ritmo y contundencia tanto terrestre como aérea, "a la Fiesta", porque es "el futuro" de quienes viven de ella, y lo ha cerrado con una miríada de truenos con carracas tras un largo terremoto, ovacionado por el público que ha abarrotado la zona.
La fallera mayor, Rocío Gil, y su homóloga infantil, Daniela Gómez, han declamado el tradicional "Senyor pirotècnic, pot començar la mascletà", con el que se ha encendido la mecha digital a las dos de la tarde, y ambas han presidido el abarrotado balcón consistorial junto a sus cortes de honor, invitados y numerosas autoridades municipales y autonómicas comandadas por el alcalde, Joan Ribó.
La principal novedad de esta primera mascletá ha sido el aspecto que presentan algunas de las principales calles adyacentes de la plaza del Ayuntamiento, valladas y vacías con una destacada presencia policial.
El dispositivo de seguridad en las Fallas estará marcado tanto por el nivel 4 de alerta terrorista como los atentados de Barcelona, lo que implica una mayor coordinación entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y un amplio abanico de medidas de prevención, que afectará directamente a la vida festiva y diaria de Valencia.
Dos de las estaciones de metro más céntricas y concurridas de la ciudad (Xàtiva y Colón) cerrarán entre las 12.30 y las 14.30 horas del 16 al 19 de marzo para evitar la masificación de gente durante las mascletaes, y la de Alameda también lo hará dos horas antes de los castillos nocturnos de fuegos artificiales.
La "asistencia muy amplia", según Ribó, que se espera para este año ha llevado también a que se hagan más controles de alcoholemia y drogas y de acampadas en la Albufera, mientras se han mejorado las vías de evacuación y emergencia en las zonas falleras "calientes": el gran entorno de la plaza del Ayuntamiento y el barrio de Ruzafa.
También se ha liberado de obstáculos la calle Marqués de Sotelo, entre la estación del Norte y la plaza del Ayuntamiento, que ha reubicado su falla a otro enclave más seguro.
Unos 3.600 policías locales trabajarán junto al Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil, que destinará 400 agentes en los días grandes. La Policía, como medida pasiva de seguridad o elemento de obstrucción para impedir la entrada de elementos externos, blindará con vehículos los puntos críticos a la hora de las mascletàs y de los castillos de fuegos artificiales.
El hecho de que los días grandes, del 15 al 19 de marzo, caigan de jueves a lunes genera optimistas previsiones económicas. En 2017 se contabilizó oficialmente un millón de visitantes y para este año se calcula, al menos, repetir esa cifra aplaudida como histórica.
Comienza así la cuenta atrás hasta la noche de San José, cuando las más de 700 fallas de la ciudad y sus alrededores ardan para purificar el arte satírico y ensoñador tras horas ininterrumpidas de pasacalles, la ofrenda a la Virgen, verbenas de barrio, puestos de buñuelos y chocolate, corridas de toros, conciertos y un largo etcétera para dar la bienvenida a la primavera.