Arte
Ha llegado a Madrid una de las exposiciones más completas sobre el pintor Marc Chagall. Sus coloridas imágenes y sus ambientes fantásticos y oníricos le han convertido en uno de los artistas más populares. Sin embargo, sus cuadros son también un viaje a los acontecimientos más importantes del siglo XX de los que Chagall fue testigo.
Marc Chagall es de esos artistas que reconocemos a primera vista. ¿Qué es lo que le atrae de este pintor? Le preguntamos a Pilar, una visitante de la muestra. "El color, muchísimo, la cantidad de figuras, la cantidad de personajes que tienen los cuadros", responde. Lourdes añade: "Como este hombre a través de su pintura va representando las distintas épocas que le tocó vivir. Entonces cómo lo representa, cómo lo manifiesta, y la belleza sublime de su técnica".
A Salvador le impresionan otros aspectos: "Plasma muy bien los momentos de desesperanza, de tristeza, y en algunos momentos también de esperanza, en algunos toques de color, de fuerza, de color blanco".
Esos llamativos colores y las figuras que sobrevuelan campos y ciudades son la seña de identidad de este artista nacido en 1887 en Vítbesk, una ciudad del Imperio Zarista, actualmente perteneciente a Bielorrusia.
"Él nace en la Rusia Blanca, en la Rusia Zarista, es un momento en el que además los judíos viven segregados, no tenían ni permiso de ciudadanía, ni de residencia", afirma Nadia Arroyo, responsable de Cultura de la Fundación Mapfre.
Como artista judío de éxito, los nazis lo pusieron en el punto de mira. "En el año 1937 los nazis hacen una exposición en Múnich, que era el arte degenerado, que para ellos representaban la degeneración de la especie, de la especie germana, ahí efectivamente incluyen a Chagall", nos explica Nadia.
A través de las 160 obras que componen esta exposición nos sumergimos en el universo histórico y biográfico de Marc Chagall. Casi un siglo de vida, en los que Chagall fue testigo de los grandes acontecimientos del siglo XX, desde la Revolución Rusa, a la ascensión del Nazismo, pasando por las dos guerras mundiales.
"Él, al final de su vida, esperaba que su arte transmitiese más allá de una religión, una necesidad de diálogo, de convivencia, y desde luego al final de esperanza para toda la Humanidad", concluye Nadia. Las obras que Chagall dedicó a hospitales, sinagogas, catedrales e incluso la sede de Naciones Unidas le han convertido en un auténtico mensajero de la paz.