RECUERDA LA LLEGADA DE LOS TEMPLARIOS
Miles de visitantes asisten en Caravaca de la Cruz, en Murcia, al acto más popular de sus fiestas, la carrera de los Caballos del Vino. Desde primera hora de la mañana las peñas preparan a sus caballos y los adornan desde la cabeza a la cola.
Cada caballo va acompañado de cuatro mozos y juntos deben recorrer en pocos segundos los 80 metros de la cuesta empedrada del castillo. Lo más complicado es que el animal mantenga la calma y los mozos consigan seguir su ritmo. Para lograrlo es necesaria una mezcla de habilidad y suerte porque si uno solo se suelta, la carrera es nula.
Esta fiesta rememora la entrada de los caballeros templarios a Caravaca. Cuenta la leyenda que cargados con agua y vino lograron la supervivencia de la población durante la ocupación musulmana. La tradición se adapta a los nuevos tiempos y lo que lleva cada caballo es un sensor para medir su tiempo.
La población de Caravaca de la Cruz se quintuplica en estos días para una fiesta que en noviembre podría convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.