EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO
Una joven y seductora Sofía Loren, la sonriente Carmen Sevilla o el torero Antonio Ordóñez y su hija Carmina en el salón de su casa en 1958. Ese objetivo que los inmortalizó en su faceta más conocida, la de captar la sociedad.
El fotógrafo húngaro Juan Gyenes mantuvo, además, una estrecha relación con la aristocracia. Con la proclamación de la monarquía se convirtó en el retratista de la Casa de Borbón. Bien conocida es la instantánea en la que aparecen los reyes Juan Carlos y Sofía, la primera oficial de la pareja, de 1976.
La hija del fotógrafo, Irenka Gyenes, revela el secreto que guiaba al talento de su padre y asegura que era "un gran psicólogo", lo que le facilitaba "captar la personalidad" en sus retratos.
Testigo privilegiado de la historia de España, Gyenes integra desde el retratismo femenino como el de la Duquesa de Alba, hasta la dimensión internacional con Charlton Heston. También las artes escénicas en la fotografía de la bailaora de flamenco Manuela Vargas, que se caracteriza la perfección en la estética y la luminosidad.
Precisamente, Gyenes quiso hacer de la fotografía un arte y tuvo una especial relación con su afición infantil, la música, por lo que retrató grandes artistas del baile español, como Antonio Ruiz Soler. Con el juego de luces y estética, quería que reflejasen el movimiento.
Su hija Irenka lo define como "un trabajador incansable. Decía que el día tenía 25 horas". Para Gyenes, la fotografía era su principal prioridad: "La importancia era su profesión, que amaba tremendamente", explica Irenka.
Imágenes que se resisten a borrar lo que fue la segunda mitad del siglo XX a través de los ojos del artista de la luz.