COMIENZA LA FERIA DE ARTE CONTEMPORÁNEO
En ARCO todo es arte, incluso unos ladrillos en equilibrio sobre una bicicleta. Para llevárselos hay que desembolsar 23.000 euros. Algo menos que por unas cortinas de 35.000 que "son obra de una artista brasileña", según comenta una responsable de la galería que las expone.
Otra instalación llamativa la compone una veintena de palets de carga, recortados en su interior, donde se esconde precisamente su autor, totalmente desnudo. La factura son 14.500. Eso sí, una advertencia a los compradores: el artista está dentro, pero no va incluido en el precio del montaje.
"Todo vale en arte contemporáneo"
Sombreros, zapatillas o percheros, hasta una furgoneta cuyo interior no se puede tocar porque forma parte de la obra. "Todo vale en el arte contemporáneo", señala un galerista.
Y claro, entre tanto arte, uno puede llegar a dudar, como les ha pasado a unas limpiadoras del recinto ferial. "Algunas veces nos han dicho que eso no se tira, porque ya íbamos directamente a echarlo al cubo", confiesan entre risas.
"Hay más de una obra que te deja diciendo 'espera que la tengo que volver a ver' porque no la acabo de entender", asegura una de las primeras visitantes de la edición número 35 de ARCO.
Por eso lo mejor es dejarse asesorar. Elisa Hernando lo lleva haciendo desde hace 13 años. "Tiene que comprar lo que le gusta. Cada persona es un mundo y al final es el gusto de cada cual", dice esta asesora de arte.
Aconseja a los coleccionistas sobre las piezas mejores para invertir, aunque avisa que "asegurar que dentro de un año (una obra o instalación) va a valer un diez por ciento más… ¡¡ eso no lo hace nadie !!", señala Hernando.