FIESTA DE LOS OSCARS 2019
Durante las tres horas de desfile sobre la alfombra roja de la 91 edición de los Óscar se vieron estilismos para todos los gustos, unos mejores que otros, pero sin entrar en vencedores y vencidos, los diez que más empataron, sin lugar a dudas, estuvieron en la escala de Billy Porter a Elsie Fisher.
Billy Porter, uno de los primeros en llegar al teatro Dolby de Los Ángeles y también en sorprender, apareció con un esmoquin de terciopelo negro y falda de gran volumen, camisa blanca con puños plisados y aderezado con una vistosa pajarita, que dejó a muchos y a muchas con la boca abierta. Un modelazo romántico firmado por Christian Siriano.
Charlize Theron, que cautivó tanto por su cabello radicalmente oscuro como por su modelo, un impresionante vestido armado, en azul celeste, de Dior, de manga larga y espalda descubierta que le sentaba como un guante, y que coronó con joyas que cortaban la respiración. Ni le faltaba ni le sobraba nada.
Glenn Close, nominada por 'La buena esposa', fue la realeza hecha "mujer" de la alfombra roja, con un vestido capa dorado de Carolina Herrera, un modelo de doce kilos de peso.
Emma Stone, elegante hasta lo escultórico con un vestido tallado con miles de lentejuelas en tonos bronce y ámbar, una creación que lleva la firma Louis Vuitton.
Regina King derrochó poder con un vestido palabra de honor, con cola y abertura lateral en blanco inmaculado a juego con sus "stilettos" de Oscar de la Renta.
Rachel Weisz, con larga melena negra planchada y adornada con una diadema de brillantes, llegó a la pasarela con más repercusión mediática del año con un modelo rojo pasión de Givenchy que combinaba lúrex y seda con abalorios, un modelo que a muchos desconcertó.
La actriz Marta Nieto interpretó la pureza de la moda con un diseño de la firma española Delpozo, un vestido de organza con cuello bebé, salpicado con flores del mismo tejido blanco, de la colección primavera-verano 2013.
Chadwick Boseman, siempre fiel a Givenchy lució un esmoquin estallado de lentejuelas y camisa negra con larga lazada, un dandy.
El director de cine decidió romper moldes con un traje de chaqueta morado, camisa azul añil, deportivas doradas y gorra con visera de charol negro y gafas en tono lavanda, una estética que llevaba a la confusión: ¿vestido o disfrazado?
Elsie Fisher, con un diseño masculino de Thom Browne NY, fue el reverso de la vestimenta elegida por Billy Porter. Mientras él vistió su masculinidad con un esmoquin convertido en vestido, ella arropó su feminidad con un tres piezas y botines. La camisa blanca fue su nexo.