CONCIERTO DE SU GIRA 'PARAÍSO EXPRESS'

Alejandro Sanz convierte en Paraíso el Palacio de los Deportes de Madrid

Un Palacio de los Deportes abarrotado se rindió al artista. Más de dos horas de concierto dedicadas a sus fans de siempre, las que le concieron Viviendo deprisa y con el Corazón Partío; y también a las de ahora, las que buscan su Paraíso.

"Peter Punk" fue el tema elegido para el comienzo de una noche llena de fantasía, de su último disco, 'Paraíso Express'.

Pero también hubo tiempo para canciones de siempre. "Lo que fui es lo que soy", "A la primera persona", "Mi soledad y yo"... y otros uno de los primeros exitazos artista ilusionaron sobre todo a sus primeras admiradoras.

Entre aplausos y cánticos de la grada, tanto de la sección más juvenil como de la más veterana, Sanz invocó a las masas durante toda la noche. No hubo más que escuchar su primera intervención: "Buenas noches, esto es un secreto, esta es nuestra noche y punto. No nos las pueden guitar".

El despliegue audiovisual fue salvaje: 140 metros cuadrados de pantallas hiperligeras fabricadas expresamente para esta gira. El resultado fue impactante, pero no llegó en ningún momento a restar importancia a la figura de Sanz y su exquisito acompañamiento.

La primera colaboración que "regaló" el artista fue la de Antonio Carmona, que compartió con Sanz Para que tu no llores, una canción que a punto estuvo de desembocar en una fiesta flamenca.

La fusión de estilos también estuvo presente en el repertorio del artista, por ello subió "La Mala Rodríguez" para ofrecer una versión muy especial, inédita y rapeada de Mala.

La banda también se lució durante los minutos que Sanz les concede siempre para la improvisación. Sorprendió el director musical neoyorkino Mike Ciro, que destrozó una de las guitarras, algo que Sanz le recriminó entre bromas.

El momento más especial de la noche llegó con Sanz al piano. Llevó el arte de Cádiz al castizo barrio de Salamanca con una popular chirigota, sin olvidarse del tradicional Lo ves.

Cuando el reloj marcaba la medianoche y era momento para las despedidas, los músicos unieron sus manos a las de Sanz, que saboreaba un triunfo más que merecido. Las luces se apagaron y llegó la oscuridad, la banda desapareció y en la enorme pantalla se podía leer un apacible mensaje: Life is Good.

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