Banda sonora
"Soy Harry Gregson-Williams, compositor de cine, y tuve el honor de componer la banda sonora Gladiator II. Conocí a Abraham Cupeiro y sus instrumentos ancestrales a través de las redes sociales y rápidamente me puse en contacto con él. Como él disfruta trabajando en el norte de España, me trasladé hasta aquí". Así comienza una de las promos de la secuela de una de las películas más aclamadas de Ridley Scott.
En la nueva entrega, Roma suena a Galicia. Constructor y multiinstrumentista, Abraham Cupeiro ha dedicado su carrera a recuperar instrumentos perdidos en el tiempo. Y hasta aquí, a Lugo, se desplazó para grabarlos el equipo de Ridley Scott para su nueva película, Gladiator II.
Harry Gregson-Williams contactó con Cupeiro a través de un correo electrónico: "Me preguntó si podía ir a Los Ángeles para grabar algo para una película. No me detalló de qué era el proyecto en ese momento. Le respondí que no podía, porque comenzaba la grabación de mi disco Mythos. Le dije que, si quería venir a Galicia, lo recibiría encantado", recuerda el músico gallego. "Al final, quedó muy satisfecho porque esta será la primera película del género Peplum que contará con instrumentos de la época".
Durante el proceso de composición, Cupeiro tuvo total libertad creativa. "Harry Gregson-Williams me trajo escenas de la película y me preguntaba qué instrumentos me parecían adecuados. Dado que son instrumentos casi desconocidos, fui yo quien sugerí cuáles utilizar y cómo", explica Abraham. En total, usó siete, entre ellos el cárnix, el cornu romano, la trompa íbera, una flauta africana y varias flautas orientales.
"Son instrumentos de guerra, pero también se usaban en rituales durante los períodos de paz", señala Cupeiro. El cárnix celta es una trompeta de la Edad de Hierro, mientras que el cornu romano es un instrumento que recuperó tras estudiar uno de los cinco ejemplares existentes en Pompeya. "Los sonidos de estos instrumentos están presentes a lo largo de toda la película, especialmente en las escenas de circo, los combates en el anfiteatro y las batallas", afirma. Fue precisamente gracias a la imagen de un cárnix en una moneda de hace 2.000 años que Cupeiro empezó su investigación y recuperación de estos antiguos sonidos.
Gregson-Williams se encargó de reunir los sonidos de instrumentos de todo el mundo para Gladiator II. "Reunió estos sonidos y los llevó a Los Ángeles, donde los integró en su partitura", explica Cupeiro. Recuerda que el compositor quedó prendado de Galicia. "Me dijo que le encantó el lugar porque le recordaba a su tierra, pero con más árboles. Le pareció un entorno ideal para grabar cualquier película", agrega.
Cupeiro confiesa que aún no ha escuchado la banda sonora final porque sigue con su gira por España. "Estoy esperando la llamada de Sting", sonríe.
"La música es la única máquina del tiempo", reflexiona este artista, cuyo talento es cada vez más valorado en el mundo del cine. Ya lo dijo Máximo Décimo Meridio: "Lo que hacemos en la vida resuena en la eternidad".
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