Basura espacial
Centenares de miles de fragmentos de basura espacial rodean la Tierra y cada país se tiene que hacer cargo de los satélites lanzados, pero China "nunca comunica".
Es la imagen de la basura espacial que rodea la tierra. Centenares de miles de fragmentos, algunos del tamaño de una lavadora, que dan vueltas constantemente al planeta. No tienen porqué reingresar a la atmósfera pero el riesgo de colisión con satélites y de que algún trozo descontrolado caiga siempre está ahí. Lo que no tiene ninguno el peso del cohete chino.
20 toneladas que según los expertos ellos sí sabían dónde iba a caer, lo que no hacen es comunicárselo al resto del mundo. "La agencia espacial china nunca comunica, nunca pasa información, nunca lo ha hecho", dice Salvador Sánchez, de la Fundación Observatorio astronómico de Mallorca.
China construye su propia estación espacial su Palacio Celestial según la llaman. Y ha decidido hacerlo en modo 'low cost'. La reentrada de los desechos de esos cohetes no es controlada y la NASA ya se ha quejado en varias ocasiones. "El riesgo de la reentrada es más que un cierto nivel, se tiene que hacer una reentrada controlada", explica Benjamí Bastida Virgili Ingeniero de sistemas de la ESA. "Cada país es responsable de los daños que puede causar un satélite o una infraestructura lanzada por ellos al espacio", añade Alberto Águeda, Director vigilancia espacial GMV.
Con la llegada de nuevos actores internacionales y la puesta en órbita de satélites privados el número de objetos que rodean la tierra se ha multiplicado haciendo cada vez más difícil su vigilancia.
Los restos del cohete chino
El 31 de octubre China lanzó uno de sus cohetes Long March 5B desde el Centro de Lanzamiento Espacial Wenchang (Hainan). Con este lanzamiento, enviaban el tercer y último módulo a la estación espacial china Tiangong: Mengtian. Ahora, el cohete tiene que reentrar en la atmosfera terrestre.
Como consecuencia de su reentrada (y su paso por encima de la península) el tráfico aéreo en España se ha restringido en algunos momentos, lo que ha ocasionado algunos retrasos e incluso se han visto escenas en las que los pasajeros se enteraban ya dentro del avión de que iban a tardar en despegar.