Cambio climático
Las imágenes de varios peces globo atacando a un caballito de mar en el Mediterráneo ponen de manifiesto la amenaza que supone la llegada de especies invasoras.
Las alarmas ya estaban encendidas y de color rojo, pero este vídeo ha amplificado su sonido de aviso: un grupo de varios peces globo atacan a un solitario caballito de mar en el mar Mediterráneo. Quizás así dicho no parezca algo especialmente preocupante ("serán cosas de la vida en el mar", pensará más de uno), pero sí, esta agresión dice mucho más que la de simplemente ser un enfrentamiento entre especies.
Las imágenes, difundidas por National Geographic, han sido grabadas por Sakis Lazarides (@sakis_lazarides), fotógrafo submarino y apasionado de la fauna y la flora marinas, en Cabo Greco, en la isla de Chipre. Allí, durante una inmersión, Lazarides fue testigo de este ataque de un grupo de peces globo (Torquigener flavimaculosus) a un caballito de mar (Hippocampus fuscus).
Tal y como explican en National Geographic, desde que se inauguró el Canal de Suez (un 15 de noviembre de 1869), al Mar Mediterráneo han ido poco a poco llegando especies marinas invasoras procedentes del Océano Indico. Y entre estas especies no autóctonas del Mare Nostrum se encuentran, precisamente, los peces globo. De hecho, y especialmente en las últimas décadas, estos peces se han registrado cada vez en mayor número en aguas mediterráneas, desplazando y ocupando los hábitats de las especies locales. Una invasión supone un dañino problema para el equilibrio biológico.
En el vídeo que acompaña a esta noticia puede verse la amenaza que suponen las especies invasoras para las originarias del lugar: varios peces globo acorralan a un caballito de mar y le embisten entre todos. El hipocampo, indefenso, acaba tendido sobre la arena del fondo marino sin poder reaccionar ante los 'agresores'.
El impacto del calentamiento global y del cambio climático es una realidad palpable. Basta con ver los termómetros del primer trimestre de 2024 -enero, febrero, marzo-, que se ha erigido como el más cálido en la superficie de la Tierra desde al menos 1850, cuando comenzó la serie histórica de temperaturas de la agencia estadounidense NOAA (siglas en inglés de Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica).
La constante subida de las temperaturas no es ajena a los océanos y mares que cubren la Tierra, cuyas aguas no paran de sumar grados. Una preocupante situación climática con consecuencias notables: "Los océanos más cálidos blanquean los corales, matan la vida marina, aumentan el nivel del mar y hacen que el océano sea menos eficiente para absorber la contaminación. Más del 90% del desequilibrio de calor en el balance energético de la Tierra termina en los océanos. Es decir, cuanto más cálidos sean los océanos, más se calentará el planeta". Son palabras de Mercedes Martín, oceanógrafa y presentadora de Tu Tiempo de Antena 3, que ya hace un año avisaba que las temperaturas de la superficie del mar eran las más altas en más de cuatro décadas.
Seguramente para los bañistas el aumento de la temperatura del mar sea imperceptible, pero no lo ha sido para las especies que habitan en el mar. Es ahí donde han puesto el foco diversos estudios que advierten sobre los cambios en la biodiversidad de los mares y océanos de Europa a causa de la constante subida de las temperaturas. Estudios que, además, evidencian una redistribución sin precedentes de los ecosistemas marinos. Dos fenómenos que impactan directamente en el medioambiente pero, asimismo, con importantes consecuencias tanto económicas como sociales.
"El incremento de la abundancia de especies de aguas cálidas, proceso denominado tropicalización, predomina en el Atlántico, mientras que la desborealización, proceso de disminución de la abundancia de especies de aguas frías, es especialmente notable en cuencas semicerradas como el Mediterráneo y el Báltico, que además experimentan las tasas más rápidas de calentamiento del mar", explica Guillem Chust, investigador del centro tecnológico AZTI y autor principal de uno de estos estudios sobre los nuevos paradigmas de la biodiversidad marina.
De esta manera, el progresivo y constante calentamiento de las aguas que bañan las costas españolas (por ser nuestro caso, aunque este es un problema global) se traduce tanto en la desaparición de especies propias como en la llegada de otras nuevas. En la zona del Atlántico gallego, por ejemplo, han aparecido especies provenientes de los lugares más remotos e insospechados del planeta, como Nueva Zelanda o Sudáfrica. Especies tropicales que ven en estas aguas cada vez más templadas un reclamo y que, en apenas unos pocos años, se han convertido en habituales de la zona.
Sobre el caso concreto del Mediterráneo, especialmente claro se muestra la investigación de Paolo G. Albano, publicada en la revista científica 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS): "La fauna endémica del Mediterráneo está en serio peligro si el calentamiento global acaba detonando una invasión de especies tropicales atlánticas".
Así, en 2100 el Mediterráneo estará ya "completamente tropicalizado", avisa Albano: "La invasión tropical del Atlántico se sumará a la invasión indo-pacífica en curso a través del canal de Suez", vaticinan los investigadores de este estudio, lo que transformará "irreversiblemente" las aguas de este mar y creará "un ecosistema novedoso sin precedentes en la historia humana". Seguirá llamándose Mediterráneo para entonces, pero será un Mare Nostrum bien diferente al que conocemos en la actualidad.
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