Ciencia
Gracias a las matemáticas podemos comprobar que tenemos un cuerpo bien proporcionado. Tan sólo es necesario aplicar una fórmula. Se llama la “proporción aúrea” y la podemos apreciar tanto en la naturaleza como en obras humanas como el Partenón de Atenas
Cuando somos estudiantes, es habitual que aborrezcamos las matemáticas. Nos parecen algo abstracto, sin utilidad práctica que, en muchos casos, sólo nos dan como resultado malas notas. Pero nada más alejado de la realidad. Podríamos decir, exagerando un poco, que hasta nosotros somos matemáticas. Os proponemos un sencillo experimento para comprobarlo.
Tan solo necesitamos una regla. Nos descalzamos y medimos la distancia hasta el suelo desde nuestro ombligo. Ahora, dividimos la estatura entre el número que hemos obtenido. Y aquí viene lo sorprendente. ¿Verdad que el número que te ha dado se acerca a 1,618?
No es magia. Son matemáticas. Todas las personas tendemos a tener unas proporciones físicas muy similares que encajan con lo que se conoce como número áureo, razón áurea, o proporción áurea, entre otros nombres.
Esta relación no sólo la encontramos en nuestro cuerpo. La proporción áurea en el mundo de la arquitectura se define como el diseño de proporciones directas matemáticas, donde un objeto especifico alcanza dentro de una figura geométrica.
Y esta 'razón áurea' sigue usándose en todo el mundo. Podemos identificarlo en el Partenón de Atenas pero también, en el edificio de la ONU en Nueva York o en la Torre Eiffel en París. La encontramos, además, en objetos tan cotidianos como las tarjetas de crédito o nuestro carnet de identidad. Todos ellos se aproximan en la relación de sus lados a este valor.
Queda demostrado. Las matemáticas están en todas partes. Y un último apunte, si mides a un niño o una niña comprobarás que no son nada áureos. ¿El motivo? Aún están creciendo.