DE OTRA GALAXIA
Científicos han confirmado, por primera vez, que los rayos cósmicos de mayor energía que bombardean la Tierra provienen de fuera de la Vía Láctea. El hallazgo es resultado del trabajo de más de 400 científicos de 18 países, que describen en un artículo publicado este viernes en la revista 'Science' cómo detectaron una anisotropía, una asimetría en la distribución de las direcciones de llegada de las partículas cósmicas al acercarse a la Tierra.
La dirección de llegada prominente de los rayos cósmicos es de una amplia área del cielo a unos 90 grados de distancia de la dirección que apunta al centro de la Vía Láctea. Algunos científicos han planteado la hipótesis de que los rayos podían tener su origen en este galaxia.
"Ha habido otras evidencias, pero yo diría que este artículo realmente confirma que la mayoría de las partículas de rayos cósmicos de mayor energía no vienen de la galaxia de la Vía Láctea", afirma el profesor de física de la Universidad de Nebraska-Lincoln, Gregory Snow, también coordinador de educación y extensión para el proyecto del Observatorio Pierre Auger.
Los nuevos resultados se basan en 12 años de recolección de datos por el Observatorio Pierre Auger, construido en las llanuras del oeste de Argentina en 2001, específicamente para aprender más sobre los rayos cósmicos y de dónde provienen. El observatorio recoge datos de 1.600 detectores de partículas desplegados en una cuadrícula hexagonal sobre 1.160 millas cuadradas. También se utilizó un conjunto de telescopios para observar la débil luz de fluorescencia que las partículas cargadas emiten por la noche.
Gregory Snow asegura que los rayos cósmicos dan pistas sobre la estructura misma del universo. "Al comprender los orígenes de estas partículas, esperamos entender más sobre el origen del Universo, el Big Bang, cómo se formaron las galaxias y los agujeros negros y cosas así", dice el investigador, que afirma que estas son "algunas de las preguntas más importantes en astrofísica".
Como explica el artículo, los rayos cósmicos de energía ultra alta llevan siendo observados durante más de 50 años, pero sus fuentes siguen siendo un misterio. La mejor esperanza de encontrar sus orígenes es estudiar sus direcciones de viaje a medida que se acercan a la Tierra, pero eso es sorprendentemente difícil.
Debido a que son partículas cargadas, interactúan con los campos magnéticos de la Vía Láctea y más allá. Los campos magnéticos intergalácticos desvían las partículas de rayos cósmicos por una pequeña cantidad de sus direcciones de origen. La tarea es aún más difícil porque las partículas de energía más alta alcanzan la Tierra a una tasa de una sola partícula por kilómetro cuadrado cada año.
"El Sol emite partículas de rayos cósmicos de baja energía que se detectan aquí en la Tierra, pero no están tan cerca de la energía como las partículas detectadas en el Observatorio Auger", indica Snow, al tiempo que explica que las partículas que detectaron "son tan enérgicas que tienen que provenir de fenómenos astrofísicos que son extremadamente violentos". "Algunas galaxias tienen un agujero negro explosivo y masivo en sus centros y hay teorías de que estos centros muy violentos aceleran partículas de muy alta energía que eventualmente alcanzan Tierra", concluye.