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¿Quieres mandar un mensaje a un extraterrestre? Así te propone la NASA llevar tu nombre a Júpiter

La iniciativa se llama 'Message in a bottle' y permitirá a todo el que quiera llevar su nombre a la Luna Europa de Júpiter junto a un mensaje.

Message in a bottleNASA

¿Si pudieses enviar un trocito de tu mundo a otro planeta qué elegirías? El deseo de conquistar otros territorios siempre ha sido uno de los retos del ser humano y quizás en el imaginario colectivo de todos se representa ese instante con el momento en el que un astronauta clava en la nueva superficie la bandera de su país.

La NASA no cesa en su empeño de ir poco a poco descubriendo cada rincón del universo y uno de sus proyectos pasa por la misión Clipper agendada para octubre de 2024 sobre la que ya ha dado nuevos detalles. La agencia espacial norteamericana enviará una nave a la luna Europa de Júpiter en la que se cree podría sustentar vida en su capa helada.

La nueva idea de la NASA pasa por enviar pinceladas de la humanidad y para ello se enviará una especie de 'mensaje en una botella' con un poema y los nombres de quienes quieran dejar su huella en el espacio exterior.

¿Te interesa? Atento, porque te explicamos qué pasos has de dar. La iniciativa se llama 'Message in a bottle'. Para participar hay que rellenar un sencillo formulario y el plazo para hacerlo se prolongará hasta el 31 de diciembre de 2023.

¿Cómo llegará tu nombre?

La sonda espacial Europa Clipper tiene prevista su llegada a Júpiter para el año 2030. La NASA quiere encontrar indicios que prueben que se dan las condiciones adecuadas para albergar vida microbiana.

Estos indicios se buscarán con diferentes instrumentos que recopilarán datos sobre el océano subterráneo, la corteza de hielo y la atmósfera de la Luna Europa.

Los nombres y apellidos irán estampados en microchips junto con un poema de la escritora estadounidense Ada Limón, 'Elogio del misterio: un poema para Europa'.

Poema

Elogio al misterio: un poema para la astronave Europa. Traducido por Roque Raquel Salas Rivera

Arqueados bajo la tela nocturna teñida

de una expansividad negra, señalamos

los planetas que conocemos, fijamos

sueños apresurados a los astros. Desde la tierra,

leemos el firmamento como si fuese un libro infalible

que cubre el universo, experto y evidente.

Aún así, nuestro cielo encubre misterios;

la canción de la ballena, la ave que gorjea

su canto desde la rama de un árbol sacudido por el viento.

Somos criaturas de asombro persistente,

curiosas ante la belleza, la hoja y la flor,

ante el duelo y el placer, el sol y la sombra.

Y lo que nos une no es la oscuridad,

ni la distancia fría del espacio, sino

la ofrenda del agua, cada gota de lluvia,

cada arroyo, cada latido del pulso, cada vena.

Oh segunda luna, nosotros, también, somos

de agua, de mares vastos que invitan.

Nosotros, también, estamos hechos de maravillas, de amores

grandes y ordinarios, de mundos invisibles y diminutos,

del menester de lanzar un llamado por las tinieblas.

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