Ciencia
Patricia Barciela y David Ballesteros, divulgadores científicos, resuelven el enigma genético detrás del cabello rojo.
Menos del 1% de la población mundial tiene el cabello rojo, lo que convierte a los pelirrojos en un grupo extraordinariamente exclusivo. Este rasgo no solo llama la atención por su rareza, sino también por la complejidad genética que lo origina. Pero, ¿por qué hay tan pocas personas pelirrojas? La respuesta se encuentra en una combinación de genes poco habitual que afecta la producción de melanina en el cuerpo.
Según Patricia Barciela, divulgadora científica, “la clave está en una combinación concreta de genes que afecta a la producción de pigmentos en el cabello”. Esta combinación determina la cantidad de eumelanina y feomelanina en el organismo. Mientras que la eumelanina es responsable de tonos oscuros como el marrón o el negro, la feomelanina genera colores más claros, rojizos o amarillos.
En las personas pelirrojas, la producción de eumelanina es significativamente baja, mientras que la feomelanina predomina, dando lugar a su característico cabello rojo. Sin embargo, este rasgo genético no solo afecta al cabello, sino que también se asocia con otras características físicas y adaptaciones evolutivas que explican por qué los pelirrojos han logrado sobrevivir y prosperar en ciertas regiones del mundo.
Aunque ser pelirrojo pueda parecer una peculiaridad estética, esta característica ha ofrecido importantes ventajas evolutivas en determinadas condiciones geográficas. Barciela señala que “las personas pelirrojas tienen una capacidad superior para fabricar vitamina D, incluso con una exposición solar muy limitada”.
Esta capacidad está directamente relacionada con su elevada proporción de feomelanina. La vitamina D es esencial para la salud ósea, y su deficiencia puede causar enfermedades como el raquitismo. En zonas del norte de Europa, donde la radiación solar es escasa, esta habilidad permitió a las personas pelirrojas adaptarse mejor que aquellas con otros tonos de cabello. Esta ventaja les permitió sobrevivir y transmitir sus genes a generaciones futuras, aunque siempre como un porcentaje reducido de la población total.
Por otro lado, los pelirrojos tienen otras características distintivas. Son más sensibles a los cambios de luz y temperatura, lo que a menudo se traduce en una mayor tendencia a quemarse bajo el sol. Además, su piel clara y su cabello rojizo suelen ir acompañados de pecas, un rasgo que también está vinculado a su genética única.
A pesar de sus ventajas evolutivas en ciertas regiones, el cabello rojo sigue siendo extremadamente raro debido a la forma en que se hereda este rasgo. “El gen responsable, conocido como MC1R, debe ser heredado en su forma recesiva de ambos progenitores para que un individuo sea pelirrojo. Esto significa que incluso si uno de los padres porta el gen, la probabilidad de transmitirlo a la descendencia es baja” apunta el también divulgador científico David Ballesteros, lo que explica por qué el porcentaje de pelirrojos en el mundo permanece limitado.
“Nos queda la opción de teñirnos, porque ser pelirrojo va a continuar siendo algo muy exclusivo y poco habitual”, comenta Ballesteros con humor. Esta exclusividad ha convertido a los pelirrojos en un fenómeno cultural y científico que despierta fascinación y curiosidad.
Aunque el futuro del cabello rojo está asegurado gracias a la transmisión genética, seguirá siendo un rasgo minoritario en la población mundial. Su singularidad no solo se encuentra en su color llamativo, sino también en las adaptaciones evolutivas y los aspectos culturales que lo rodean.
Así pues y tras consultar con nuestros expertos en ciencia podemos concluir que ser pelirrojo es mucho más que una cuestión de estética. Es el resultado de una configuración genética extraordinaria que ha sobrevivido a lo largo de la historia y que continúa destacando como un símbolo de rareza y, por supuesto, exclusividad.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad de antena3noticias.com