según un informe de la Universidad de Stanford
Los problemas de sueño o la falta del mismo pueden generar tendencias suicidas en adultos jóvenes, según un informe de la estadounidense Universidad de Stanford. El reporte señala que el tratamiento de los problemas relacionados con la falta de sueño puede aliviar la tendencia suicida, la segunda causa en el país de muertes de adultos jóvenes, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
"El suicidio es el resultado trágico de enfermedades psiquiátricas que interactúan con múltiples factores de riesgos biológicos, psicológicos y sociales", destacó Rebecca Bernert, profesora de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de Stanford y autora principal del informe.
"Las alteraciones del sueño se diferencian de otros factores de riesgo porque son visibles como una señal de alarma, aunque no estigmatizan y son altamente tratables", enfatizó Bernert. Publicado en la revista científica Diario de Psiquiatría Clínica el reporte ofrece una luz importante para el tratamiento de este problema, que causó la muerte a cerca de 44.000 estadounidenses en 2016, según la Fundación Estadounidense para la Prevención del Suicidio.
La investigación recogió tanto información objetiva como reportada por los participantes, 50 adultos de edades entre 18 y 23 años y alto riesgo de suicidio, seleccionados de una base de investigación de cerca de 5.000 estudiantes universitarios. El sueño de los participantes en el estudio fue observado objetivamente durante una semana durante la cual usaron un sensor especial en su muñeca -validado para mediciones de sueño- para determinar si dormían o estaban despiertos y tratando de dormir.
Tanto al inicio de la investigación como 7 y 21 días después, los participantes respondieron cuestionarios diseñados para medir la gravedad de sus síntomas suicidas, insomnio, pesadillas, depresión y consumo de alcohol.
Aquellos que tenían un mayor grado de variación del momento en que se dormían por la noche así como de la hora a la que se despertaban mostraron una tendencia superior a experimentar síntomas suicidas en las revisiones de los siete y 21 días. Igualmente aquellos que reportaron mayor cantidad de horas de insomnio y pesadillas mostraron tendencias suicidas más altas.
"Los trastornos del sueño y las ideas suicidas son ambos síntomas de depresión, por lo que es crítico desentrañar estas relaciones y evaluar los factores que sobresalen para predecir el riesgo", anotó Bernert. "Creemos que el estudio de las perturbaciones del sueño puede representar una importante oportunidad para la prevención del suicidio", opinó.