LA RESERVA NATURAL SE ENCUENTRA EN ZARAGOZA
Con los primeros rayos del día las grullas se despiertan sobre las aguas de la laguna de Gallocanta, donde han llegado desde el norte de Europa. Todos los años llegan buscando calidez.
Así, en esta reserva natural de Zaragoza encuentran el alimento y sobre todo el reposo necesario. En un día pueden recorrer 1.500 kilómetros. "Las grullas duermen dentro del agua, en zonas muy someras con poca profundidad para evitar así a los depredadores", cuenta José Miguel Pueyo, de la asociación de amigos de Gallocanta.
Tan desconfiadas del ser humano como elegantes, resaltan por su esbelto cuello y largas patas. Siempre en grupo, pueden alcanzar una envergadura de dos metros.
"Van en vuelo y tienen formaciones para aprovechar el rebufo de aire del anterior, como los ciclistas", comenta Antonio Torrijo, también de la asociación de la reserva natural.
En Gallocanta hay censadas alrededor de 20.000 grullas, pero desde el mes de octubre hasta el de febrero pueden contabilizarse más de 100.0000. Su masiva presencia desde los años 80 es ya un atractivo para ornitólogos y turistas.
"Esto es espectacular; nunca había visto algo así". La gente que visita a las grullas coincide en el espectáculo de belleza de las grullas, único en toda Europa.