CSIC
Un proyecto pionero en la Antártida buscará fugas de metano que impactan en el cambio climático. Lo ha llevado a cabo un equipo liderado por IGME-CSIC e ICM-CSIC. En él se investigará cómo responden los depósitos de este gas en el Océano Austral ante el retroceso de los glaciares.
Un equipo científico español, liderado por el Instituto Geológico y Minero de España y el Instituto de Ciencias del Mar emprenderán viaje hacia la Antártida para buscar y caracterizar fugas de gas metano en el Océano Austral. Un resultado del cambio climático global que, además, puede influir en su aceleración.
Cuenta con la participación de 26 personas a bordo del buque oceanográfico Sarmiento de Gamboa, recogerá datos del fondo oceánico utilizando sondas sísmicas y muestras de sedimento, a profundidades que van desde los 500 hasta los 4.000 metros. El objetivo es localizar posibles fugas de metano. Es un gas de efecto invernadero que genera entre 20 y 40 veces más calentamiento global que el dióxido de carbono (CO2). Se acumuló por última vez de forma masiva en el fondo marino antártico, en forma de metano helado (hidratos de metano) durante el último periodo glaciar, hace 20.000 años.
La existencia de estos depósitos se conoce desde la década de 1990, cuando las potencias internacionales exploraron posibles yacimientos de hidrocarburos en la Antártida. Sin embargo, hasta ahora nadie ha estudiado con detalle cómo están reaccionando al retroceso glaciar causado por el calentamiento global. Se sabe que la pérdida de masa de hielo en el continente provoca un levantamiento del suelo. En la zona marina, una disminución de la profundidad, y por tanto una reducción de la presión efectiva sobre el fondo, facilita las fugas de gas. Esto podría afectar la estabilidad del fondo (riesgos geológicos) y tener repercusiones en el clima global.
Roger Urgeles y Ricardo León ambos geólogos e investigadores principales del proyecto Iceflame, nos destacan la importancia de su proyecto: “Sabemos de los problemas que los hidratos de metano generan en el Ártico, pero nadie los ha investigado en la Antártida como queremos hacerlo ahora. Solo en la zona de la Península Antártica estimamos que hay unas 24 gigatoneladas de carbono acumuladas en los hidratos de metano, lo que equivale a las emisiones de CO₂ de origen humano durante dos años en todo el planeta. Y se desconoce su estado, no sabemos si el metano helado, sólido, se está transformando en gas metano. Esto es lo que queremos averiguar en esta campaña antártica”.
El equipo completo, del que también forman parte Miguel Llorente y Luis Galán del IGME-CSIC, además del personal de ICM-CSIC, tiene previsto embarcar el 12 de enero en el buque Sarmiento de Gamboa, que ya está en la Antártida. Permanecerán a bordo hasta el 8 de febrero. "Con el Iceflame queremos llenar ese vacío en el conocimiento sobre la interacción entre los sistemas de metano y los cambios ambientales recientes en la Antártida. Pretendemos que los resultados del proyecto contribuyan no solo a la ciencia climática, sino también a la comprensión de los riesgos geológicos y ambientales asociados con unos depósitos que se sabe que existen pero sobre los que nadie ha investigado su estabilidad", nos asegura León.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad de antena3noticias.com