SEGÚN ASTRONOMY & ASTROPHYSICS

Observan una llamarada solar en una estrella a 420 años luz

Los astrónomos han observado imágenes muy nítidas con el telescopio ALMA de una llamarada solar en la superficie de la estrella Mira, a 420 años luz de la constelación de Cetus. Este descubrimiento puede ayudar a entender la contribución de los vientos de las estrellas al ecosistema de la galaxia. La imagen de la estrella se convierte en la visión más nítida jamás conseguida para la astronomía.

Observaciones súpernítidas con el telescopio ALMA han revelado lo que parece ser una llamarada en la superficie de Mira, una de las estrellas más cercanas y más famosos gigantes rojas en el cielo. Actividad como ésta en gigantes rojas - similar a lo que vemos en el Sol - es una sorpresa para los astrónomos. El descubrimiento podría ayudar a explicar cómo los vientos desde las estrellas gigantes hacen su contribución al ecosistema de nuestra galaxia.

"La visión de Alma es tan aguda que podemos empezar a ver los detalles en la superficie de la estrella. Parte de la superficie estelar no es sólo extremadamente brillante, también varía en brillo. Esto debe ser una llamarada gigante, y creemos que está relacionado con una llamarada que los telescopios de rayos X observaron hace unos años", ha dicho Wouter Vlemmings, astrónomo de Chalmers, quien dirigió el equipo. Los resultados han sido publicados en la revista Astronomy & Astrophysics.

Las gigantes rojas como Mira A son componentes cruciales del ecosistema de nuestra galaxia. A medida que llegan al final de su vida, pierden sus capas exteriores en forma de vientos humeantes irregulares. Estos vientos llevan elementos pesados que las estrellas han fabricado y que en el espacio pueden formar nuevas estrellas y planetas. La mayor parte del carbono, oxígeno y nitrógeno en nuestros cuerpos se formó en las estrellas y fue redistribuido por sus vientos.

Mira - significa "maravilloso" en latín - ha sido conocido durante siglos como una de las más famosas estrellas variables en el cielo. En su máximo brillante, se puede ver claramente a simple vista, pero cuando está en su periodo más débil se necesita un telescopio. La estrella, a 420 años luz de distancia en la constelación de Cetus, es en realidad un sistema binario, compuesto por dos estrellas de aproximadamente la misma masa que el sol: se trata de una densa enana blanca caliente y otra roja gigante más fría, en órbita entre sí a una distancia aproximadamente igual a la distancia media de Plutón al Sol.

El Sol, nuestra estrella más cercana, muestra la actividad impulsada por los campos magnéticos, y esta actividad, a veces en forma de tormentas solares, impulsa las partículas que componen el viento solar, que a su vez puede crear auroras en la Tierra.

"Ver a un brote así en Mira A sugiere que los campos magnéticos también tienen un papel en los vientos que surgen de las gigantes rojas", dice Wouter Vlemmings. Las nuevas imágenes dan a los astrónomos la visión más nítida jamás conseguida de Mira B, que está lo suficientemente cerca de su compañera como para que el material fluya de una estrella a la otra.

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