DE MARRUECOS A BRASIL SOLO Y A REMO

El temporal retrasa la lucha contra el cambio climático de un portugués

Cruzar el Atlántico es el objetivo de José Tavares en su lucha ecológica, viaje que se ha interrumpido en Fuerteventura tras permanecer tres días a la deriva en el mar. Quiere lanzar un mensaje de apuesta por las energías renovables y de concienciación sobre la importancia de conservar el Amazonas.

José Tavares ha visto interrumpido por unos días su sueño de llegar a Brasil cruzando el Atlántico solo y a remo para alertar del peligro que corre el planeta por el cambio climático, porque la naturaleza le ha jugado una mala pasada. Su periplo se ha visto interrumpido por un temporal que le ha obligado a recurrir a Salvamento Marítimo.

Este portugués salió el pasado 1 de marzo de Tarfaya (Marruecos), dispuesto a llegar al sur de Fuerteventura para más tarde navegar hasta Cabo Verde y poder alcanzar en junio la costa de Brasil con un mensaje de apuesta por las renovables y de concienciación sobre la importancia de conservar el Amazonas. Sin embargo, un mal cálculo, el fuerte viento del sur y un oleaje que lo distanciaba cada vez más de la ruta trazada le han obligado a permanecer durante tres días a la deriva.

Este miércoles decidió pedir ayuda a Salvamento Marítimo y que fueran ellos los que lo remolcaran hasta Fuerteventura. Recién llegado a Puerto del Rosario, José Tavares explica cómo las anclas flotantes y otras partes del barco han sufrido algunos desperfectos que hacían que la embarcación se alejara un nudo por hora. Estos daños le obligarán a permanecer algunos días más en Fuerteventura, con la esperanza además de que mejoren las condiciones meteorológicas.

Este aventurero asegura no haber tenido miedo en ningún momento y no se cansa de repetir que no se ha tratado de un rescate: "Fue una opción que decidí tras valorar que, si me seguía alejando por el viento, tendría que compensar el tiempo perdido y eso supondría que aumentara el cansancio físico". Sin embargo, Tavares sí reconoce que han sido horas duras en las que el aburrimiento ha hecho mella y en las que los mareos producidos por el vaivén del barco le impedían apenas probar bocado.

Sentado en el muelle de Puerto del Rosario a escasos metros de la embarcación Guardamar Talía de Salvamento Marítimo que lo remolcó hasta los muelles de esta ciudad, explica el motivo por el que decidió coger un bote de remo y cruzar el Atlántico. José Tavares reconoce que se trata de un reto personal, pero también uno de los objetivos del proyecto "Paraguaçu", término extraído del lenguaje indígena que significa "mar inmenso" y con el que también ha bautizado el barco de remo oceánico que le acompaña en la aventura y que está provisto de placas solares que no contaminan.

"Mi intención es lanzar un mensaje de los peligros que corre el planeta por el calentamiento global y el uso de las energías fósiles", comenta para luego alabar el uso de las energías renovables, recién llegado a una isla en la que, en los últimos tiempos, se debate sobre su modelo económico y la apuesta o no de realizar prospecciones petrolíferas en sus aguas.

En esta aventura a Tavares le acompañan en la distancia dos personas que se encargan de trazar las rutas, actualizar su blog y su Facebook, pero también las horas de entrenamiento durante el pasado verano en la marina de Lagos, al sur de Portugal.

José Tavares espera poder tener arreglada su embarcación en unos días y, si el tiempo se lo permite, salir rumbo a Cabo Verde con la intención de llegar a Brasil en el plazo previsto culminando así un recorrido que "se hace una vez en la vida". "Esto no es para repetir", confiesa.

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