EL LANZAMIENTO SERÁ EN SEPTIEMBRE
La primera sonda de la NASA para traer muestras de un asteroide ha sido lanzada con éxito desde Cabo Cañaveral, un viaje que podría revolucionar la comprensión del sistema solar primitivo.
La misión OSIRIS-Rex (Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification, Security-Regolith Explorer) está diseñada para encontrarse con el asteroide Bennu en 2018, estudiarlo durante dos años, y volver a la Tierra con 60 gramos de muestras de su superficie. Asteroides como Bennu son restos de la formación de nuestro sistema solar hace más de 4.500 millones de años.
Los científicos sospechan que los asteroides pueden haber sido una fuente de agua y moléculas orgánicas de la Tierra primitiva y otros cuerpos planetarios. Una muestra de asteroides no contaminada permitiría un análisis preciso, que proporciona buenos resultados mucho más allá de lo que puede lograrse mediante instrumentos basados en naves espaciales o por meteoritos sometidos a estudio, destaca la NASA.
La misión también tiene en cuenta que este asteroide presenta incertidumbres sobre su trayectoria, que dejan abierta una pequeña posibilidad de impacto contra la Tierra a finales del siglo XXII. Los estudios de la sonda permitirán salir de dudas en relación al riesgo de impacto.
El lanzamiento tuvo lugar a las 23.05 del 8 de septiembre. Tras separarse de la etapa superior del cohete Atlas a las 00.04, la nave espacial desplegó sus paneles solares, que ya están suministrando energía a la nave espacial.
En 2018, Osiris-Rex se aproximará a Bennu -que es del tamaño de una pequeña montaña- y comenzará una danza intrincada con el asteroide, cartografíando y estudiando Bennu en preparación para la recogida de muestras.
En julio de 2020, la nave realizará una maniobra audaz en la que su brazo de tres metros de largo alcanzará la superficie y realizará una prospección durante cinco segundos para agitar la superficie y recoger al menos 60 gramos de pequeñas rocas y polvo en un recipiente. Con ese cargamento, iniciará un viaje de regreso de tres años.
Bennu es entre cuatro mil a cinco mil veces más masivo que el meteorito que explotó sobre Chelyabinsk en Rusia en 2013, remarca Dante Lauretta, investigador principal de la misión OSIRIS-REx.
"Para predecir con precisión su evolución orbital futura, tenemos no sólo que entender la fuerza de la gravedad, sino fuerzas térmicas en el asteroide que pueden alterar significativamente su camino en el futuro".
Así que vamos a estudiar, no solo la emisión térmica que sale de Bennu, sino que también vamos a producir un modelo global para asegurarnos de entender la dinámica subyacente; así que podemos usarlo para predecir de forma precisa dónde estará Bennu en el futuro, y aplicarlo a otros asteroides peligrosos, para relamente entender los riesgos de impacto".